Imagen de un esquilador de ovejas.

La venta de lana se atasca en León y se vende a pérdidas

Un cambio notable en el precio de este producto ha generado que la mayoría de los ganaderos opten por no vender y seguir acumulando campañas

Sábado, 11 de mayo 2024, 09:11

Los ganaderos de León se encuentran en una situación «límite». La campaña de esquilado, que comenzó en marzo, se ha vuelto todo un «reto» para los productores ovinos. Son muchos los leoneses que se han negado a vender la lana de sus ovejas debido al ... precio ofertado por los laneros que recogen el producto en la zona. «La lana se la llevan isn ningún tipo de ganancia para nosotros e incluso, nos generan pérdidas», explica Pepe Fernández, ganadero ovino.

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Fernández, que cuenta con un rebaño que supera las 1.700 ovejas, lleva cinco años «malvendiendo» la lana de sus ovejas. Un producto del que hace cinco años podrían obtener una media de 1,80 ó 2 euros y que por el que este año se ofrecen a 0.30 euros el kilogramo.

El sector de la lana atraviesa una situación crítica en todo el país debido al cierre de las fronteras chinas que eran uno de sus principales clientes. «No merece la pena vender la lana», indica. Una decisión que para muchos ganaderos se complica debido a la falta de espacio que tienen para almacenar la lana de varias temporadas y que en muchas ocasiones les obliga a venderlas.

Esquilador, una profesión en extinción

Esquilar una oveja supone un coste de 1,60 euros para los ganaderos. Y el precio que reciben por su lana es de 0,60 euros aproximadamente, lo que supone una pérdida de 1 euro. «Antes los ganaderos pagaban al esquilador e incluso tenían margen de beneficio con la venta de la lana», explica Ignacio Fidalgo, esquilador de la provincia leonesa.

Ignacio recorre diferentes provincias y realiza la actividad de esquilamiento durante todo el año. Su empresa, fundada en 2002 trabaja para grandes ganaderos con explotaciones de miles de ovejas así como para pequeños rebaños debido a que «es una necesidad que no podemos negar a nadie». La carencia de esta profesión genera que «si no es por Ignacio y Alfonso el precio de cada oveja podría incluso suponer casi 3 euros por esquilarla», explica Fernández, una labor que agradece ya que «las ovejas lo necesitan».

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El cierre del mercado internacional

Para el ganadero el cambio fue notable desde la llegada de la Covid-19. En ese año, según asegura, ocurrió lo mismo que está ocurriendo en la actualidad. El precio de la lana cayó debido al cierre del mercado chino y por lo tanto, fueron varios los ganaderos que acumularon la lana para sumarla a la próxima campaña y así no perder el precio del producto. Pero las cosas no volvieron a coger «nunca» su ritmo.

El precio de la lana fue descendiendo año tras año hasta llegar al «límite» que es donde, según Fernández, se encuentran ahora. «Nunca ví algo así», asegura. Una teoría que Fidalgo también lamenta ya que «nosotros los esquiladores nos sentimos mal porque sabemos que ahora mismo somos un coste a mayores», indica.

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Una situación complicada a la que las empresas de recogida parecen no tener la solución y en la que el almacenaje se complica cada vez más para trabajadores ovinos que siguen apostando por el sector.

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