El problema de todos los veranos, la falta de suministro de agua, vuelve a hacer acto de presencia. Desde finales del pasado mes de junio, los vecinos de Veguellina de Órbigo ven cómo su acceso al agua es cada día más complicado, un problema cuyo inicio coincide con el llenado de los tanques de las piscinas municipales.
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Los vecinos de esta localidad se quejan de la presión «extremadamente baja» y, en ocasiones, de «una completa falta de suministro constante». Ante eso, denuncian que han presentado varias quejas formales al Ayuntamiento, pero lamentan no haber recibido «respuesta ni solución alguna». «La crisis persiste sin ninguna intervención efectiva», señalan.
En épocas de ola de calor, la falta de agua supone un agravio muy perjudicial, sobre todo para las personas más vulnerables como niños y personas mayores. «Las familias están limitadas en actividades esenciales», advierte un vecino de Veguellina.
La imposibilidad de mantener una adecuada higiene personal, combatir la ola de calor y proseguir con actividades económicas como es el caso de los restaurantes son algunas de las consecuencias que están sufriendo en esta zona de la provincia. Relatan que algunos vecinos han tenido que hacer uso de la ducha de familiares y conocidos, mientras que otros han optado directamente por abandonar el pueblo hasta que se resuelva el problema. «Esto es innecesario en nuestra vida cotidiana», denuncian.
Además, cabe recordar que este pasado fin de semana se han alcanzado temperaturas de hasta 40 grados, por lo que los habitantes no han podido refrescarse ni terner una adecuada hidratación, por lo que se han visto obligados a comprar agua embotellada. También se ven impedidos para desarrollar las labores esenciales de cocina y limpieza del hogar, así como procurar los cuidados necesarios en los jardines y áreas verdes del entorno. «Es insoportable», comentan.
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Los vecinos advierten que no es la primera vez que les ocurre, si bien aceptan el hecho de que la presión baje en verano debido al aumento de población, pero esta vez la situación es «crítica». «La presión ha sido mucho más baja que en años anteriores», generando «dificultades extremas que no habíamos enfrentado antes». Ante la falta de medidas por parte del consistorio, los propios vecinos proponen la regulación del agua en instalaciones públicas y mejoras tanto en la infraestructura de suministro como en la comunicación con los residentes.
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