Las tradiciones no se pierden en Valduvieco. Más de 350 vecinos de todas las edades se han juntado como cada año para celebrar el día de la trilla, recuperando así un día muy marcado en los veranos del mundo rural en el que se ... ha recordado las prácticas de antaño en el campo, cuando separar el grano de la paja se convertía en una laboriosa actividad que podía durar varios días.
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Así, entre participantes y asistentes vivieron una tarda inigualable en las Eras de la localidad, acompañados por un clima favorable que permitió la celebración de esta jornada artesanal, con muestras de cómo se realizada la siega, la trilla propiamente, así como emparvar y limpiar. Todo ello realizado con técnicas manuales y tradicionales.
Por otro lado, los asistentes en Valduvieco vivieron en primera persona una demostración de cuelmo, que es la espiga desgranada, y que posteriormente tiene varios usos, pues se utiliza en la quema del gocho o en la limpieza del garbanzo.
Con el paso de las horas y la labor de campo, el apetito se abrió paso y con él llegó la hora de merendar. Y es que, tal y como se hacia de forma tradicional, el paso del autobús que une León y Prioro por este municipio leonés marcaba el momento del descanso, que en esta ocasión consistió de escabeche y posteriormente de un almuerzo, donde se repartieron entre los vecinos sopas de ajo y torreznos.
Por orden. Hacinar: apilar las haces del grano, encañado aún, que se habían atado previamente con vencejos de centeno, para empezar como Dios manda. La trilla: labor de común que consistía en desgranar el cereal tendiendo la parva en círculo, con ayuda de horcas de palo; en dejando secar a la hora del almuerzo; y en pisotearlo con el trillo, una plancha de madera con vuelo de barca al frente al que se incrustaban piedras con corte para rajar los cañizos, del que tiraba una caballería y sobre el que ejercía pesada la chiquillería.
Horquillos y rastrillos ayudaban a voltear la paja, para repetir la ceremonia del paso, juego de mar a medio camino de la sierra y la montaña; y para retirar la parva y facilitar la recogida del grano con los rastros y las aparvederas, y hasta con las allegaderas.
Y, por fin, la ablenta. El lanzamiento al alto de las cañas para retirar paja y polvo, dejar el grano limpio como la patena y pasarlo por cribas y trigueros antes de calibrarlo en celemines, sacos y medias fanegas, dejando que el cañizo se acumulase en los lizares para llegarse hasta el pajar donde se almacenaría garantizando comida para las bestias.
Los avances tecnológicos en el mundo agrario han dejado atrás estas prácticas agrícolas, pues las actividades que antiguamente requerían decenas de manos y varios días hoy pueden realizarse con una maquina en apenas unas horas. Sin embargo, en Valduvieco han querido celebrar sus tradiciones con esta siega y demostración de cómo hacer gavillas.
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Un homenaje a sus antepasados que verano tras verano, acudían a las eras a trabajar, ofreciendo a los vecinos de la actualidad una retrospección de lo que fue la faena en el campo antes de la llegada de las nuevas tecnologías.
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