Tuberculosis bovina en León: «Estamos limpios»

Es la doble guerra frente a la tuberculosis. Por un lado la que se mantiene contra la propia enfermedad y por el otro la abierta por los enormes intereses que conlleva el sector y las consecuencias de un cerco sobre sus movimientos para evitar el contagio a otros animales o a humanos.

«La tuberculosis es muy peligrosa, no es algo intrascendente o irrelevante», se remarca desde el sector. Tanto es así que la Comisión Europea ha ordenado con contundencia a los países un estricto seguimiento hasta su erradicación. Las medidas incluyen restricciones de movimiento y sacrificios obligatorios.

Frente a ese férreo corsé la Junta de Castilla y León alivió los requisitos de control de la enfermedad. Un alivio, recuerdas las organizaciones agrarias, fruto de los compromisos políticos especialmente en Salamanca y un alivio que ha disparado la alerta por el riesgo de contagio hacia otros territorios.

De ahí que frente al alivio de la Junta, a una flexibilización que contradice el posicionamiento europeo, se levantara el Gobierno central «aplicando un 155» hasta llegar al pronunciamiento del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL), atendiendo el recurso del Ministerio de Agricultura contra la normativa regional.

Y a partir de ahí «un lío esperado porque se prometió lo que no se podía prometer a los ganaderos» forzando el «paso atrás» de la Consejería de Agricultura dependiente de Gerardo Dueñas (Vox), y causando la airada respuesta del sector ganadero.

José Antonio Turrado, secretario de Asaja, remarca que la tuberculosis es un problema que viene de lejos y frente al que solo valen las políticas efectivas de «saneamiento y control». «Somos los padres de la criatura porque hablamos de este problema cuando nadie lo hacía y siempre hemos apostado por el control sanitario», remarca.

Pero en medio de esa política de acción reconoce que «hay situaciones diferentes». Y pone ejemplos: «En León hoy se está en una prevalencia por debajo de '1' cuando llegamos a vivir situaciones muy difíciles especialmente en la zona de Riaño hasta el punto de tener que acometer un plan especial para ese área», recuerda.

Ahora «León mantiene una situación óptima y sin embargo, Salamanca suma una prevalencia del 4%» lo que obliga a estrechar el cerco sobre la enfermedad para su erradicación.

«¿Cual es el problema? A los ganaderos de Salamanca se les prometieron unas medidas de flexibilización que, en base a los criterios europeos, no se pueden conceder. De ahí que el gobierno central aplicará un 155 y ahora se haya tenido que derogar esa flexibilización», remarca.

Y la situación final no es sencilla: el estricto cumplimiento de la ley pone cerco a la tuberculosis pero amenaza a provincias como León, en las que «es una ruina» si hubiera una paralización y bloqueo de las explotaciones.

León cuenta en la actualidad con 150.000 cabezas de ganado en unas 170 explotaciones sometidas a un Plan Nacional de control de la tuberculosis que frena las políticas liberalizadoras de la Junta.

«La situación nos machaca si se dieran muchos casos positivos», aseguran los ganaderos. Y sus representantes agrarios lo comprenden: «La situación de León nada tiene que ver con la de Salamanca pese a que los intereses pueden ser comunes».

«Desde enero hay tres provincias que estamos al margen por no tener casos y una prevalencia muy baja. Eso nos permite trabajar con normalidad, por eso aquí no hay movilizaciones. En general el seguimiento es muy estricto y siempre que la brucelosis esté controlada la situación es de normalidad. Otra situación sería si se dieran casos como los vividos en su día en Riaño», remarcan.