El mes que viene la rampa de Pajares cumplirá 138 años siendo la única conexión ferroviaria operativa entre Asturias y la meseta. Si la última promesa oficial se cumple, dentro de diez meses la variante entraría en servicio comercial y comenzaría a tomarle el relevo. ... A la espera de comprobar si ese hito se consigue, lo cierto es que la decimonónica infraestructura presenta achaques crecientes.
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En agosto de 2021 el paso de un tren auscultador reveló desajustes mayores de los permitidos por la normativa. El análisis de los datos puso de manifiesto una «degradación anómala de sujeciones y traviesas debido a una combinación de alta humedad y bajos niveles de pH en el ambiente», según reconoció Adif. La primera medida adoptada fue limitar la velocidad de los trenes en los tramos degradados. La segunda, activar una sustitución de emergencia de los elementos deteriorados.
Desde que tuvo lugar el episodio, los trenes invierten 20 minutos más en superar la rampa de Pajares. Esa penalización anuló la ventaja que se esperaba en septiembre pasado, cuando se estrenó el paso semisoterrado de León y se puso fin al 'fondo de saco'. Eliminar aquel rodeo debía reducir en unos 18 minutos el tiempo de viaje, pero lo ganado en León se perdió en la rampa de Pajares.
La buena nueva es que la sustitución de las 8.000 traviesas en mal estado avanza y se espera concluir en los próximos días. Se han ido recambiando por otras de madera con la idea de que resistan sin problemas los próximos años. Una vez culminada la tarea se levantarán las limitaciones temporales de velocidad que ahora penalizan a los trenes.
La consigna que siguen los maquinistas incluye entre Pola de Lena y La Robla trece puntos en los que están obligados a aminorar la marcha, la mayoría precisamente por el mal estado de la vía y sus aparatos. En esos segmentos se impide circular con seguridad a más de 30 kilómetros por hora. Recuperar velocidad en esos puntos no lo es todo, pues quedan dos segmentos donde también se reduce la marcha por el mal estado de la trinchera y otro más por el argayo que en noviembre pasado casi le cuesta la vida al maquinista de un convoy de mercancías.
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La magnitud de desperfectos descubiertos por el tren auscultador el pasado año no obstante hizo recomendable una inspección más a fondo de toda la instalación, tarea que se efectuó los pasados meses de enero y febrero, con la revisión de 267 elementos de desmonte en el tramo Campomanes-Busdongo.
Tras el chequeo se han confirmado patologías cuya solución sería muy exigente en términos de explotación ferroviaria. Ocurre, por ejemplo, con el puente de Los Consorios, que salva el río Lena. Los trabajos de refuerzo ejecutados en 2019 no han bastado para restituir toda la solidez esperada y ahora Adif está redactando el proyecto que permita su puesta al día. El asunto figura ya en la planificación de la empresa pública, con el horizonte de abordarlo en 2024 y la previsión de que requiera el corte de la vía un mes.
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La empresa dependiente del Ministerio de Transportes aplaza así la obra para el ejercicio en el que se espera la variante esté operativa y consolidada, de forma que minimice las consecuencias del corte de la rampa.
La decisión no evitará restricciones en la línea con la meseta. Para finales de este año se está buscando el encaje a un corte de cinco días necesario para demoler un paso inferior dentro de los trabajos que ejecuta Cavosa para garantizar rutas de evacuación y rescate en la variante.
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