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Una vecina de Torrestío observa desde su puerta el acceso a su casa. Sandra Santos

«En Babia somos zona catastrófica durante medio año»

Vecinos de San Emiliano explican su día a día entre la nieve, el hielo y el frío | «Hay más sitios donde nieve y lo de Madrid me parece vergonzoso. Primero la disfrutan, salen y pisan la nieve, y luego no saben ni coger una pala», critica una vecina del pueblo de Villargusán

Rubén Fariñas

Torrestío (San Emiliano)

Domingo, 17 de enero 2021, 09:01

Llevan toda la vida afrontando nevadas, heladas y siendo una de las zonas más frías de España. Apenas son 750 vecinos para un municipio con 14 pueblos y la despoblación les deja muy lejos del foco mediático.

El municipio de San Emiliano es cada año uno de los más azotados por los temporales. Quizá por ello, la mera supervivencia, les ha convertido en unos expertos sobre el manto blanco, en el que ya se mueven como pez en el agua.

Tras la histórica nevada en Madrid, que asumía en el caos absoluto a la capital de España, no han sido pocas las voces de las provincias afectadas por las inclemencias meteorológicas que han asomado la cabeza para recordar que así es su día a día en las zonas rurales, donde apenas llegan los medios y las nevadas perduran inviernos enteros.

«Hay más sitios que Madrid donde nieva, porque me parece vergonzoso». Muy enfadada se mostraba Sina, vecina de Villargusán. Ella vive junto con su marido en un pueblo donde a cuatro kilómetros de la cabecera del municipio. «Para entrar al pueblo tenemos una auténtica pista de hielo, el día que podemos entrar, y me parece demasiado lo de Madrid».

Y es que no entiende cómo se pueden caer los tejados de los edificios, mientras que en Babia resisten; ni que se haya generado tantos problemas por esa nevada. «Primero la disfrutan, luego salen y la pisan; pero cuando tienen que coger una pala para limpiarla no saben como hacemos en los pueblos».

Galería. Una pala trabaja en Torrestío a pesar del temporal.

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Galería. Una pala trabaja en Torrestío a pesar del temporal. R.Fariñas

En Robledo de Babia vive Moisés, un joven ganadero de la montaña. Su día a día consiste en cebar a los animales para tenerles atendidos, una tarea que se complica con la llegada del invierno. «Me lo enseñaron desde pequeño y para mí es un día normal. Es más 'complicoso' `porque hay nieve y entra el agua pero, por lo demás, no hay problema».

Este babiano estudió mecánica y no encontró salida laboral, por lo que optó por quedarse en el pueblo. Empezó con alguna vaca, pronto se hizo con las cinco primeras y ahora ya tiene 57 animales. «No queda otra que tirar porque el dinero solo a casa no viene».

87 años viviendo en Torrestío

La vida en Babia no se detiene por una nevada ni en el más recóndito de sus pueblos. Y sino que se lo digan a Joaquín. Tiene 87 años y 87 años lleva viviendo en Torrestío, el último pueblo de la provincia de León. «Aquí se vive como dios», reconoce con una sonrisa y con poca ropa a pesar de que el frío arrecia en este pueblo a 1.400 metros de altitud. «En Madrid, porque es la capital, tienen que quejarse por algo a ver si les dan algo; aquí no nieva un poco, aquí nieva mucho. Aquí todos los días son iguales, pero yo no me aburro nada».

Vive junto a su hijo en una de las últimas casas de una localidad donde apenas quedan una quincena de vecinos. «Yo 'dediqueme' a muchas cosas: a pasar hambre, a ganadero de vacas, ovejas y cabras; y ahora a ganadero de gallinas también». Y no hay más que pasearse por el pueblo para descubrir una singular señal de 'peligro, gallinas' para comprobar que esta especie tiene pedigrí en Torrestío.

A él la nieve no le ha quitado de salir de casa «ningún día», es más, ahora no sale porque para ir al bar y estar solo no le merece la pena. «A mí la nieve no me quita de salir. Cuanta más nieve haya más a gusto vas por encima de ella».

En estas zonas no tienen problemas tampoco de abastecimiento. Joaquín va metiendo comida «cuando el tiempo está bueno y la vía libre» y también tiene un buen depósito de gasoil para prender la calefacción. Mientras que Sina recomienda hacer una compra grande cuando dan nieve y comer pan congelado o coger un buen saco de patatas «que soluciona mucho y no hace falta tanto cuento».

César, entre el ayuntamiento y su pueblo de siempre

También de Torrestío es César, que trabaja en el Ayuntamiento de San Emiliano. Este babiano se ve asombrado al ver y escuchar a los madrileños. «Los que vivimos aquí, en zonas duras de montaña, no entendemos mucho. Aquí sí que tenemos zona catastrófica durante medio año».

Muchos pueblos pierden las comunicaciones con averías que tardan en corregirse entre 15 días y un mes. Ello les priva de tener teléfono y quedan a expensas de una red wifi que paga el pueblo y que saben usar los más jóvenes. «Los vecinos estamos todos dispuestos ante una urgencia, sea del índole que sea; todos nos apoyamos y buscamos la solución más rápida posible».

Tampoco necesitan de la presencia de la UME, aunque no dudarían en llamarla y que acudirían en caso de que se complicara la cosa. «Estamos acostumbrados a lidiar con estas nevadas». Eso sí, no deja de ser duro ver nevar día tras día mientras otros disfrutan de ella. «Aquí quedamos cada vez menos gente y es triste; además de la inclemencia del tiempo, también hay tristeza por no tener contacto con la sociedad». Sin embargo, no hay mal que por bien no venga y en la soledad, la tranquilidad y paz también se encuentra la parte positiva. «Estamos un poco ajenos a todo, también al covid, aunque guardando las medidas de seguridad, pero vivimos alejados de las grandes noticias de política. Estamos un poquitín aislados y lo mejor es la paz y la tranquilidad».

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