Fábrica de harinas la Moderna, destruida hace 2 años con nocturnidad y alevosía para construir una calle hacia la nada. Siro Sanz

Patrimonio Histórico destruido en Cistierna

La sociedad montañesa, habitante de las zonas antaño mineras, tiene que defenderse de tanta agresión y reclamar como derecho inalienable la reposición y restauración del paisaje heredado

Siro Sanz García

Viernes, 1 de septiembre 2023, 12:24

Opinamos que la historia minera de la cuenca Cistierna-Sabero no es más que un breve episodio en nuestra dilatada historia. De ese breve periodo se derivó cierto progreso, pero, también la devastación medioambiental, social y urbana que hemos sufrido durante 150 años. Con la ... minería también nos llegó el odio de clases, extraño a las costumbres comunales igualitarias de nuestros antepasados y sus concejos.

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En los últimos 40 años, en relación con el desbarajuste y feísmo urbanístico propiciado por la fiebre del ladrillo, han sido destruidos en Cistierna muchos bienes patrimoniales, todo ello investigado y publicado en sendos artículos de la prestigiosa Revista Comarcal de Riaño. De lo desaparecido para siempre podemos citar: la fábrica de briquetas, ovoides y lavaderos de D. Esteban Corral; Molino del Ribero s. XVIII; Molino de Solores s. XVI; casa blasonada de los Reyero s. XVII.

Hace dos años, con el beneplácito del gobierno municipal y de la oposición, se destruyó para construir una calle hacia la nada (ahora resulta que ADIF impide la construcción de esa calle), la fábrica de harinas La Moderna, aquella que suministró harina panificable a toda la montaña de Riaño desde los años veinte a los cincuenta. Sin embargo, aún se conservan en Cistierna algunos bienes patrimoniales relacionados con el pasado minero dignos de reseñar.

Entre ellos, podemos citar: la Casa de los Franceses, interesante edificio construido por los propietarios de la empresa Uilleres de Cistierna et Argovejo; la barriada minera de Santa Bárbara junto a las venerables ruinas Puente Viejo; la gran chimenea de la fábrica de ovoides y briquetas, los edificios de oficinas y viviendas perteneciente al empresario minero Esteban Corral; el Puente de Hierro por el cual se dirigían los carbones de Sabero en dirección a la estación de Cistierna; el Puente los Franceses y el Puente de los Ojos por los cuales pasaba la vía de las minas de Comarco y Trapa. En el Campo del Esla, resisten dos interesantes edificios, bastante ruinosos, esperando la destrucción total si nadie lo remedia.

Como conclusión, decir que nos admira la capacidad adquirida por el hombre en los últimos 100 años para alterar el paisaje, cuando, observamos por todas partes escombreras, minas abandonadas y canteras, por no hablar de las pistas que han sido abiertas en los últimos tiempos a través de Peñacorada y de prácticamente todos los bosques y montañas de nuestra tierra. Algunas de esas pistas terreras se permiten en zonas teóricamente protegidas, cuando los particulares nos vemos impedidos de talar un árbol en nuestras fincas particulares.

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La sociedad montañesa, habitante de las zonas antaño mineras, tiene que defenderse de tanta agresión y reclamar como derecho inalienable la reposición y restauración del paisaje heredado, paisaje destruido por la actividad extractora; por lesivas prácticas deportivas; por el transporte de energía eléctrica. Sin olvidar la protección del patrimonio arqueológico minero susceptible de ser aprovechado en actividades turísticas y de conocimiento histórico.

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