«No sabemos ya qué pruebas tienen que aportarse para que lo detengan»

«No sabemos qué más tienen que aportar la Guardia Civil y los peritos a los jueces para que detengan al sospechoso. Hay evidencias de sobra para ir contra él, no entendemos por qué sigue en libertad y no hacen nada», considera Julia Fernández, la madre de la chica de 22 años que apareció con un disparo en la cabeza en el interior de su coche un 25 de enero de 2004.

Con el sobreseimiento, la jueza sigue el criterio mantenido por la Fiscalía, que ya hace dos meses solicitaba el archivo al considerar que las nuevas diligencias practicadas para intentar esclarecer los hechos no permiten realizar una acusación contra el exnovio de la víctima, única persona investigada por el crimen. La causa fue reabierta en 2015 con el objetivo de someter las pruebas y vestigios recogidos tras el crimen a los nuevos avances tecnológicos. Sin embargo, la magistrada considera que los nuevos informes aportados por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil no permiten situar al sospechoso en el vehículo de Sheila Barrero.

«No existen en este momento medios de prueba, siquiera indiciarios, que de un modo objetivo y razonable permitan dirigir la causa contra alguien», señala en un contundente auto. Asimismo, abunda en que la presencia de los residuos de disparo en las manos y ropas del entonces detenido -y puesto en libertad sin cargos- tampoco resultan concluyentes, «máxime cuando era cazador reconocido». «Los distintos peritos no se ponen de acuerdo en el tiempo de permanencia de las partículas y no se puede descartar una transferencia desde otra superficie», añade.

La familia de la víctima estudia ahora la posibilidad de recurrir el archivo del procedimiento ante la Audiencia Provincial, ya que el auto no es firme. «Tenemos que verlo con el abogado. Esto nos ha caído como un mazazo, ya no nos quedan muchas esperanzas porque las pruebas existentes en la actualidad son claras y contundentes...», dice Julia Fernández.

La jueza de Cangas del Narcea advierte de «varios errores de identificación de posibles pruebas y falta de toma de otras o de declaraciones», que no se habrían llevado a cabo en las primeras horas tras la aparición del cadáver y, establece que la motivación del crimen continúa siendo una incógnita.

«El proceso solo podrá reabrirse contra el exnovio o contra cualquier otra persona en el caso de que surja un nuevo indicio o prueba suficiente que aconseje dejarlo sin efecto», concluye.