Diego Nicolás Alonso
Viernes, 30 de agosto 2024, 08:08
Una vecina de Valdepiélago, Beatriz González, ha denunciado un alarmante incidente en su residencia. Al regresar a su casa en el municipio, descubrió que había sido víctima de un robo y que, presuntamente, «mis vecinos estaban enganchando ilegalmente mi suministro eléctricoen mi casa».
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Beatriz González, quien ha pasado sus veranos en Valdepiélago desde su infancia, asegura que su confianza en los vecinos implicados se remonta a una relación cordial y cercana, lo que hace aún más difícil de asimilar lo ocurrido. Según su testimonio, «un matrimonio compuesto por un leonés y una malagueña habría instalado un cable desde un poste de electricidad hasta su vivienda», utilizando un enchufe macho para derivar la electricidad hacia su propio hogar.
El presunto fraude se destapó cuando, a través de la aplicación de la distribuidora de Iberdrola, Beatriz y su esposo notaron que, a pesar de estar ausentes y haber cortado la luz, seguía habiendo consumo eléctrico en su casa. La situación se confirmó tras la llamada de un vecino, quien les informó que «desde la ventana de mi cocina salía un cable que conectaba con la vivienda de al lado».
La gravedad del asunto no se detiene en el robo de electricidad. Al regresar para presentar la denuncia, Beatriz y su esposo descubrieron que les habían sustraído varias pertenencias de gran valor, tanto económico como sentimental. Entre los objetos robados se encuentran dos cajas de herramientas con más de 200 años de antigüedad, una balanza romana del siglo XIX con su plato y pesas, diversas prendas de ropa, y varios recipientes (tuppers) que contenían aproximadamente dos kilos de tornillos y tuercas. El valor total de los bienes sustraídos, junto con los daños causados en la puerta de entrada, se estima en alrededor de 400 euros, tal y como refleja la denuncia de la Guardia Civil, a la que Leonoticias ha tenido acceso. Además, tuvieron que cambiar la cerradura por un costo adicional de 60 euros.
Beatriz también menciona que, el día de su llegada al pueblo, acompañados por una patrulla de la Guardia Civil de Lillo, su vecina fue sorprendida intentando conectar su casa a la de otro vecino utilizando un prolongador eléctrico de gran tamaño. Esta situación se suma al malestar generado por lo que describe como un ambiente de «turismofobia» en el municipio.
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Este incidente ha dejado a Beatriz y a su familia profundamente «consternados», especialmente dado su fuerte apego a Valdepiélago, donde sienten «un profundo vínculo con la tierra y sus tradiciones».
Las autoridades continúan investigando el caso, mientras la comunidad local sigue en shock por la traición a la confianza que se había construido durante años entre vecinos.
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