Las aguas de Riaño, tan bonitas para algunos como dolorosas para otros, ocultan tesoros y recuerdos que en años de sequía vuelven a la luz.
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La imagen es desoladora para quien en pleno mes de noviembre, recorre las carreteras que bordean y cruzan el pantano ... de Riaño y sólo observa tierra seca. Marcas en las laderas que dejan ver por donde llegó el agua y otras en el suelo del pantano muestran la vida que un día tuvo el valle.
Aunque de estas ya no quedan muchas. Los siete pueblos anegados completamente y otros dos parcialmente bajo las aguas del embalse viven más en el recuerdo de quienes les habitaron que en las huellas de su pasado.
Con un 35% de agua embalsada, un dato que sigue sorprendiendo. El pantano de Riaño comienza una lenta recuperación. Las nieves del invierno serán fundamentales para que el embalse pueda acumular el agua necesaria para la próxima campaña, pero las lluvias de estos días ya están comenzando con el proceso.
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En estos momentos, y según los datos facilitados por la CHD, el pantano de Riaño mantiene 229,8 hectómetros cúbicos de agua (con una capacidad de 651). un nivel que sigue estando muy por debajo del pasado año, con 258,8 hectómetros cúbicos, o de la media de los últimos diez años que se sitúa en los 274,1.
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A pesar de ello, la variación del volumen comienza a ser positiva. En contraposición con los meses y los días anteriores, ahora Riaño comienza a recuperar agua. La entrada media de agua por segundo se sitúa en los 16,1 metros cúbicos, mientras la salida media está en 3,2 metros cúbicos. Una diferencia que está logrando una lenta recuperación, siempre que las previsiones sigan este ritmo.
A pesar de ello, aún se puede ver el puente de La Vega y la carretera que comunicaba Vegacerneja con el resto del valle. También la que se unía con Burón y algunos restos de pequeñas construcciones. El pantano se sitúa a poco más del 30% de su capacidad, muy por debajo de la media de otros años a estas alturas del ejercicio.
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Los animales pastan y descansan sin temor por las zonas donde en otras ocasiones el agua cubría el embalse.
Y otra de las laderas del pantano, se pinta de un marrón seco. En este caso, se puede ver sin problemas el cementerio de Éscaro, el único que quedó intacto y que gracias a la lucha de los vecinos consiguió evitar la demolición.
Las tumbas descansan en primera línea y en años de muchas lluvias las más cercanas al agua acaban sepultadas. En estos meses lejos les queda el agua y solo un pequeño arroyo, el de Pedroso, cruza por la zona que un día era verde.
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