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Tres personas tratan de limpiar el lodo que dejó la riada. Inés Santos

La riada que quebró la paz

Los pocos vecinos de Villarroquel tratan de recuperar la normalidad tras la tormenta que convirtió las calles de este humilde pueblo de Cimanes del Tejar en una corriente de agua

RUBÉN FARIÑAS

Villarroquel

Lunes, 28 de agosto 2017, 14:42

Una ‘tormenta perfecta’ descargó sobre la pequeña localidad de Villarroquel este domingo.

Nunca se había visto nada igual en este pueblo perteneciente al Ayuntamiento de Cimanes del Tejar, así lo aseguraban Aurora y Catalina, dos vecinas.

«Empezó a llover fuerte con un poco de granizo; estaría un cuarto de hora o 20 minutos». Pero lo peor estaba por llegar. «Paró de llover y, al rato, bajó un arroyo; era como si hubiera reventado el pantano».

Los restos del desastre climatológico aún eran visibles este lunes. Las calles embarradas, los operarios municipales retirando barro y lodo, las piedras se agolpan contra las esquinas de las casas del pueblo y algunos huertos han amanecido completamente inundados.

Aurora confiesa que «yo en la vida vi otra cosa igual que esta», aunque ello se lo rebate Catalina, quien sí recuerda una tormenta similar «pero hace ya años».

El susto aún permanece entre estas vecinas que no pueden quitar de sus cabezas la tarde en las que las calles de Villarroquel se convirtieron en arroyo. «Bajaban piedras gordísimas, palos y de todo; incluso hubo que cortar la carretera».

Una jornada para olvidar que ha provocado un desastre natural en la provincia y que tiene su fiel reflejo en este humilde pueblo. En él se trata de recuperar la normalidad y la tranquilidad de sus calles y que una riada se llevó por delante durante unas horas.

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