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Mariano y Laurentino Liébana, los dos hijos de Manuela Liébana, propietaria de la vivienda en la que se escondían los guerrilleros en Corporales, y que fueron represaliados días después del enfrentamiento entre estos 'maquis' y la policía franquista.

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Mariano y Laurentino Liébana, los dos hijos de Manuela Liébana, propietaria de la vivienda en la que se escondían los guerrilleros en Corporales, y que fueron represaliados días después del enfrentamiento entre estos 'maquis' y la policía franquista.

El recuerdo de la batalla de Corporales

Un monolito que será inaugurado este sábado recordará la batalla de Corporales en la que, en 1951, un grupo de guerrilleros logró escapar de la policía franquista en una batalla en la que se cobraron tres vidas pero en el que hubo más consecuencias a posteriori: los dos hijos varones de Manuela Liébana, propietaria de la casa en la que se escondían estos guerrilleros, fueron represaliados

Viernes, 24 de junio 2022, 11:58

Corporales, 14 de enero de 1951: Maximino González, molinero de profesión, informaba al cabo primero de la Policía Armada de la presencia de varios guerrilleros, ocultos en una casa de la localidad, propiedad de Manuela Liébana.

Al amanecer del día siguiente, un numeroso contingente de miembros de la Guardia Civil y la Policía Armada rodeaban la manzana donde se encontraba la casa, iniciándose un combate que se extendería durante horas, entre fuerzas represivas -al que se unieron refuerzos durante todo el día, hasta sumar más de ochenta- y cuatro componentes del último grupo guerrillero de la provincia de León, encabezados por Manuel Girón.

La 'táctica' guerrillera

Durante el combate, los resistentes llevaron a cabo una acción que, a la postre, les salvaría la vida: mientras unos respondían a los disparos de las fuerzas, el resto pudo ocupar las viviendas colindantes, abriendo boquetes en las paredes, hasta llegar a unir interiormente un total de catorce edificios.

A la mañana siguiente, una vez cesado el fuego, las fuerzas represivas entraron en la vivienda descubriendo que en su interior no había rastro de los ocupantes. El balance del combate fue de tres víctimas mortales; dos guardias (Agustín Puente y Manuel Combarros) y un vecino de la localidad (Ángel Morán) al que las fuerzas confundieron con un guerrillero.

Las consecuencias

Pero las represalias contra los enlaces no se hicieron esperar: los dos hijos varones de Manuela Liébana, Mariano y Laurentino -de 26 y 24 años- que habían sido detenidos durante el combate, fueron asesinados durante su traslado a Truchas, justificando sus muertes como respuesta a un intento de fuga.

Por último, cabe recordar que el confidente (Máximino González, el molinero) fue admitido en el cuerpo de la Guardia Civil, al que había intentado acceder sin éxito, hasta aquel momento.

Este sábado, a las 12:30 horas, en el mismo lugar donde se produjeron los crímenes, se inaugurará un monolito en su recuerdo y en el de todas las personas que sufrieron las terribles consecuencias de la guerra y la dictadura.

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