Un «espectáculo lumínico inédito y natural» ocurre tan solo dos veces al año en el Monasterio de Sandoval. Explica José Puente, doctor en historia del arte, que el retablo fue construido en el siglo XVII con la ubicación y las dimensiones exactas para que se ... pudiera producir este efecto.
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«Tiene un trasfondo litúrgico y religioso» añade Puente. En el retablo del Monasterio se encuentran representadas seis escenas religiosas más el calvario, lo que suman un total de siete escenas «un número icónico en la religión cristiana» que lo hace aun más especial si cabe.
Durante un par de días de los meses de septiembre y octubre la luz se cuela por el retablo iluminando de forma «totalmente nítida» las distintas escenas y permitiendo así «hacer una lectura» de las mismas. La historia vuelve a repetirse durante los meses de marzo y abril coincidiendo con los equinoccios de otoño y primavera.
La identificación del evento es producto de la observación realizada durante los meses de agosto a octubre de 2021 por el propio Puente. La secuencia lumínica puede apreciarse entre las 18:30 y las 19:30 horas, y el día anterior y posterior al evento.
Algunas de las citas serían el 29 de septiembre, Abrazo de Jesús a San Bernardo, Dios Padre y Virgen María, que se produce siete días antes del equinoccio de primavera y siete días después del equinoccio de otoño.
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El 8 de octubre, 15 días antes del equinoccio de primavera y 15 días después del equinoccio de otoño, se ilumina San Bernardo ordenando al Diablo reparar la rueda del carro partida y Calvario. En el fin de semana del 30 de septiembre será posible presenciar, aunque con la proyección ligeramente levantada, al San Bernardo del sagrario y Dios Padre, y al milagro de San Bernardo curando a un enfermo.
La primera imagen que se ilumina es la aparición de Cristo, luego la luz sigue su curso y asciende hacia la representación de la Virgen María con el niño y Dios Padre. Unos días más tarde es la representación de San Bernardo señalando con una mano al diablo y con la otra al calvario la que se lleva el protagonismo, en este caso aun más mágico si cabe, pues la iluminación se concentra únicamente en el calvario.
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Una exhibición «digna de observar» por su particularidad y exclusividad y que Villaverde de Sandoval ofrece, pero solo en dos ocasiones al año, no por elección propia, sino más bien porque así lo quiere la naturaleza y la arquitectura de un antiguo monasterio cisterciense del siglo XII.
Puente realiza estos trabajos bajo el marco de Lux aedificata, un proyecto creado por él mismo y que está destinado a la investigación de la luz natural y dirigido al estudio de la expresividad plástica y la elocuencia significativa de la iluminación de los interiores históricos. Y así descubrió este secreto rayo de luz que ilumina los entresijos de Sandoval.
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