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Vista aérea de la localidad de La Virgen del Camino.
Los 37 pueblos de León que han cambiado de nombre

Los 37 pueblos de León que han cambiado de nombre

Evoluciones del lenguaje, traslados de la capitalidad, homenajes o, incluso, la construcción de un embalse han obligado a modificar los nombres de varios municipioos de la provincia

Miércoles, 4 de diciembre 2024, 08:15

No todos los municipios de León tienen hoy día el nombre que portaban hace un siglo o hace 150 años. Sus nomenclaturas han sufrido distintas modificaciones por multitud de motivos que van desde evoluciones lingüísticas a cambios de capitales locales, pero pasando por otros motivos más peculiares.

El último municipio de la provincia que cambió su nombre fue el actual Valle de Ancares que, hasta 2023, se llamaba Candín, en busca de «mantener vivo» el nombre de Ancares en una reivindicación que esta zona del Bierzo mantuvo durante décadas.

Este ha sido el último, pero en el último siglo y medio ha habido hasta 36 modificaciones más en la nomenclatura de los municipios de la provincia leonesa.

Cambios de capital municipal

La gran mayoría se deben a cambios en la capitalidad de dichos municipios. Así, destacan La Antigua, que era Audanzas del Valle hasta 1877; mismo año en el que Benllera pasó ser a Carrocera; Requejo y Corús a Villagatón; Villavelasco a Villazanzo de Valderaduey o Pradorrey a Brazuelo.

Previamente, otros ya habían cambio su capital: de La Baña se pasó a Encinedo, de Matalobos a Bustillo del Páramo; de Soguillo a Laguna Dalga; de Villeza a Vallecillo; de Morgovejo a Valderrueda; de Quintana de Raneros a Santovenia de la Valdoncina; de San Román a San Justo de la Vega; de Sueros a Villamejil; de Santa María de la Isla a Santibáñez de la Isla; de Valdesogo a Villaturiel o de Villanueva de Jamuz a Santa Elena de Jamuz.

Ya en el siglo XX se siguieron dando estos cambios de nombre, como el de La Majúa San Emiliano (1897); Otero de Escarpizo a Villaobispo de Otero (1900); Portela de Aguiar (previamente Cabarcos) a Sobrado (1900); Villayandre a Crémenes (1920); Villamizar a Santa María del Monte de Cea (1930); Albares de la Ribera a Torre del Bierzo (1960) o, la última, de Rodiezmo a Villamanín en 1975, en este último caso motivado por su crecimiento demográfico y económico, su mejor comunicación por carretera y tren y la ubicación de las instalaciones municipales en la segunda de las localidades.

Evoluciones en el lenguaje

En otros casos, estos cambios se han debido a evoluciones del lenguaje, donde destaca la sustitución del grafismo v por la b en Fuentes de Carbajal o Corbillos de los Oteros (1860), algo que se dio más tarde en Villafranca del Bierzo (1887).

En ese final del siglo XIX se dieron otras evoluciones en el lenguaje que afectaron también a otros municipios, como el extinto Prado-Rey, que pasó a ser Pradorrey (el pueblo sigue existiendo, pero el municipio ahora es Brazuelo); Saucedo se transformó en Sancedo; Oceja en Oseja de Sanjambre o Parada Seca en Paradaseca.

Dos municipios vivieron varias evoluciones léxicas de su nombre. Uno es el actual Valderrey, que cambió de Val de Rey a Valde-Rey para alcanzar, en 1860, su nombre actual. También vivió una evolución así la nomenclatura de El Burgo Ranero, definitiva en 1920 tras pasar de ser El Burgo a El Burgorranero en 1877.

También ha habido decenas de municipios, no incluidos en esta lista, que han sumado un «apellido» a su nombre (de Órbigo, de los Oteros, de la Valduerna...) pero hay uno que lo ha perdido: Villablino se llamaba hasta 1877 'Villablino de la Ceana' en lo que parece una deturpación del nombre de la comarca, Laciana.

Otros cambios más peculiares

Pero los tres cambios de nomenclatura más pecualiares son más recientes. Uno es de Alija del Infantado, nombre que adoptó en 1960 debido a que su anterior nombre no era del agrado de sus gentes: Alija de los Melones.

También en Valverde de la Virgen vivieron un cambio de nomenclatura. El municipio tenía el nombre de Valverde del Camino - que comparten con un pueblo de la provincia de Huelva - pero en 1916 se aprobó el cambio de nombre. El motivo era «honrar» a la patrona de la Región Leonesa, la Virgen del Camino, en el nombre del municipio.

Quizá el cambio más traumático se dio en 1960. Láncara de Luna cambió su nombre en 1960 de forma oficial a Sena de Luna. El motivo fue que el pueblo de Láncara quedó anegado bajo las aguas del embalse de Barrios de Luna - inaugurado en septiembre de 1956 - y la capital pasó a Sena de Luna debido a que Láncara se extinguió. Los distintos trámites demoraron la oficialidad del cambio de nomenclatura hasta 1960.

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