Una de las fachadas decoradas en San Cristóbal de la Polantera. Sandra Santos

Un pueblo de museo a puerta abierta

San Cristóbal de la Polantera convierte sus calles en una exposición abierta a los visitantes, que completan una 'felicidad infeliz'

Domingo, 6 de agosto 2023, 09:49

«Pasad, pasad. Como si fuese vuestra casa». En eso se podría resumir a San Cristóbal de la Polantera y sus vecinos. Esas declaraciones de una vecina del pueblo definen a la perfección cómo son las gentes de este pequeño pueblo a orillas del Órbigo, ... que abren las puertas de sus casas a leonoticias como si nos conociesen de toda la vida.

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En un alarde de querer dar visibilidad a la localidad, los habitantes de San Cristóbal se han puesto manos a la obra y han llenado sus calles con gran gusto y elegancia suprema. Este verano, aprovechando las Fiestas de la Convivencia celebradas en la zona, que este año cumplen su 50 aniversario, se ha vestido de gala y las fachadas de las casas son auténticos museos caseros que los vecinos han realizado únicamente por el bien del pueblo. Bicicletas antiguas, flores, bancos y carteles copan las puertas de cada edificio de San Cristóbal respondiendo a la inciativa de «Decora tu pueblo», con el objetivo de volver a la vida que estas localidades tuvieron en su día. «Ahora las calles están muy decoradas, son muy bonitas y muy alegres», comentaba un vecino.

Una 'felicidad infeliz'

Con una sonrisa de oreja a oreja nos recibe Esmeralda con su madre, que nos dan la bienvenida calurosamente mientras otros vecinos saludan de manera muy agradable. En sus caras se podía apreciar esa 'felicidad infeliz' presente en la gente que tiene pueblo, explicada ésta por la felicidad que supone la presencia de gente ajena al pueblo e infelicidad por tratarse de un hecho fugaz y único.

«Empezamos por el principio del pueblo y luego os vamos enseñando cada casa poco a poco», nos comentaba ilusionada Esmeralda. Y tal como lo dijo así sucedió. Desde la primera fachada decorada hasta la plaza de la Casa de la Cultura -que próximamente se rebautizará como Plaza de la Convivencia-, cubierta entera por paragüas de colores y culmen de la iniciativa nacida en el propio pueblo de San Cristóbal. A los cinco minutos había ya más una decena de vecinos pendientes de cómo avanzábamos por las calles para que, una vez llegar a su fachada, abrir la puerta e invitarnos a pasar.

Casa a casa, fachada a fachada, iban narrando las curiosidades de cada una de ellas. Detalles con nombres de abuelos que vivieron en su día allí o fachadas decoradas en honor de sus propietaras ya fallecidas son algunas de las muchas historias que contaban los vecinos. Además de las bicicletas, en todas las casas había una bandera del ayuntamiento de San Cristóbal, que aúna a siete pueblos de la zona, y constituye una prueba más de todo lo que estos vecinos hacen por y para su pueblo. Otro ejemplo está en lo sucedido a los miembros de la comisión de fiestas, que poco trabajo tuvieron que hacer debido a que los vecinos decidieron decorar sus enseres personalmente, actividad que, en teoría, correspondía la referida comisión. Lo que viene a ser un 'todos para uno y uno para todos'.

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El interior de las casas, otro tesoro

Aunque las fachadas y los paraguas de la Casa de Cultura sea lo realmente novedoso, lo cierto es que no se puede pasar por alto el interior de las viviendas, un auténtico tesoro. Una de las muchas casas que los vecinos enseñaron conservaba aún la estructura y los aparatos de lo que hace tiempo era una herrería, incluido un fundidor de metal con sus herramientas expuestas en la pared. Eran museos por dentro y por fuera que se conservaban con el cariño de quien se esfuerza por mantener vivo el recuerdo de aquellos que en su día ocupaban San Cristóbal, cuando rozaban casi los tres mil habitantes.

La última parada fue la guinda de un pastel que no hacía falta ni coronar. Varias decenas de paraguas cubren la plaza de la Casa de Cultura de San Cristóbal con el simple fin de decorar y de dar sombra a los más de ochocientos vecinos que el pueblo llega a albergar en época estival (aunque son poco más de cien los que viven todo el año). Además, mientras los vecinos enseñaban orgullosos sus obras, una familia británica, que no tenía nada que ver con el pueblo pero a la que también trataron como si fuesen de la zona, se paró para visitar detenidamente tanto las fachadas como los paraguas colgados en la referida plaza.

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Las Fiestas de la Convivencia se trata, al fin y al cabo, de unas fiestas de pueblo más pero con un componente que les hace únicos: esa lucha incesante que desde hace unos meses vienen desarrollando por darle vida a su zona. Paelladas, playbacks, concurso de tortilla, desfiles de motos y más actividades serán las que amenicen la semana del 31 al 6 de agosto en San Cristóbal de la Polantera, todo ello en un ambiente de lo más colorido conseguido por los vecinos a base de empeño y ganas de alcanzar su objetivo: decorar y, sobre todo, dar visibilidad su pueblo.

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