La sierra del Teleno es un campo de estudio, en concreto los montes de Tabuyo, en el Ayuntamiento de Luyego de Somoza. Y el objeto de estudio no es otro que la resina que se obtiene de sus pinares, un producto natural y cuya extracción ... se abandonó en los años 90 para volverse a recuperar en 2012.
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No obstante, la provincia tiene mucho que decir en el mundo de la resina. Actualmente unas 60 personas se dedican de manera profesional a este fin. No todas están en la sierra del Teleno sino que se distribuyen por Villameca-Brañuelas y Villaviciosa de la Ribera. Además y gracias a un acuerdo con la Diputación, los resineros de Tabuyo tutorizan una nueva zona en Cuadros.
Tal y como señala Alejandro García, de la cooperativa Pinaster, en los dos últimos años el precio de la resina ha subido un 60%. La razón no es otra que la crisis del petróleo dado que la resina puede ser el material con el que se fabriquen muchos de los productos que se elaboran, actualmente, con petróleo. «Cuanto más seamos capaces de producir más nos van a comprar. El inconveniente es que las empresas del petróleo pueden vender los restos y hacernos competencia directa. Pero cuánto más suba el precio del petróleo, más nos pagan a nosotros», reconoce García.
Además el resinero recuerda que este producto y su método de extracción entroncan, directamente, con las políticas europeas ya que asienta población en el medio rural, ayuda a desarrollar localmente y es un producto ecológico. «Un resinero mantiene limpio el monte, es agente de alerta y si hay una plaga es el primero en darse cuenta», manifiesta.
Así, con el objetivo de competir con las empresas petroleras pero también con el mayor exportador de resina, Brasil, España busca nuevos métodos, más naturales y que ofrezcan una mayor producción.
Por esa razón, extractores y Ministerio se han unido en este proyecto que aún está en fase de estudio ya que los siete resineros de la zona del Teleno, organizados en cooperativa, trabajan siguiendo el método de extracción tradicional de la zona, con heridas en la corteza del árbol. Pero buscan una fórmula más natural y que además retenga los derivados más volátiles. De este modo se consigue una resina de más calidad y una menor perdida de producción, tal y como ha señalado Alejandro García.
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Bajo el nombre de Resinlab este grupo xperimenta con nuevas técnicas de aprovechamiento, promueve el asociacionismo y la transparencia en la cadena de valor de la resina.
«Además tratamos de mantener la actividad durante todo el año y crear un observatorio de datos para mejorar la transparencia y trazabilidad del producto, lo que permitirá tomar las decisiones más acertadas en cada momento para asegurar un mercado nacional con futuro», admite y recuerda que Resinlab también están una red de parcelas en las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura.
Ante la pregunta de si se puede vivir del rural, Alejandro no duda. «Claro que se puede, pero hay que hacerlo con un proyecto definido. La idea es con la materia prima que hay en cada zona se debe intentar hacer un proyecto con varias patas», admite.
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Sin duda él y los resineros han encontrado una manera de quedarse en su pequeña patria y competir en un mercado internacional.
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