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Pocos días han pasado desde que Enagás y Naturgy hicieran pública su apuesta por hacer de La Robla un polo clave dle hidrógeno verde español, llamado a ser competitivo y, quien sabe, el elemento que logrará destronar al diésel. Aún queda tiempo para descubrirlo pero ... como principios quieren las cosas, Antón Martínez, director de Transformación de Enagás y responsable del proyecto habla en esta entrevista para avanzar los planes de las dos empresas donde antes había una térmica.
Así lo hemos contado
- Como ocurre con los proyectos que eligen a León para instalarse, en el caso de la planta de hidrógeno verde de La Robla también se ha generado cierta esperanza de futuro en la zona. ¿Cómo nació el proyecto?
- Ahora todos los proyectos de hidrógeno verde están muy en boca de todos, por decirlo de alguna forma están de muy moda, pero desde Enagás ya creíamos que los gases renovables y en concreto el hidrógeno verde iban a ser uno de los vectores clave en la Transición Ecológica. En octubre de 2019 ya presentamos en Bruselas un proyecto candidato a los Important Project of Common European interest (IPCIs), donde hablábamos de ubicar proyectos en zonas especialmente afectadas por la Transición Energética, en concreto Asturias, Castilla y León y Aragón, porque era donde más cierres de explotaciones mineras y centrales térmicas habían sufrido. Considerábamos que eran las regiones clave donde se debían desarrollar los primeros proyectos de gases renovables que vinieran a paliar los efectos de la Transición Energética, que es muy positiva en casi todos sus aspectos pero tiene una variable de impacto en el empleo ligado a la industria del carbón y la generación eléctrica.
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- Y pensaron en La Robla.
- Visto ese panorama, empezamos a ubicar esos proyectos donde veíamos que había un potencial cierre de centrales térmicas, y además donde el recurso renovable fuese atractivo, y La Robla cumple las dos. Es una zona afectada por la Transición Energética, siendo más susceptible de recibir fondos de ayuda para proyectos innovadores; y tenía una central térmica que se iba a cerrar en el muy corto plazo. Además se suma que tiene un recurso renovable considerablemente alto, porque lo que se busca en las plantas fotovoltaicas, que es lo que va a alimentar a la planta de hidrógeno, no es tanto que haga mucho calor sino que haya horas de radiación solar, y La Robla en ese sentido es muy importante. Muchas veces nos hacemos a la idea de que Extremadura es la zona donde mayor producción solar habrá, pero la diferencia con Castilla y León no es muy alta, porque en contra de lo que se piensa el calor perjudica la generación fotovoltaica. En Castilla y León hay bastantes horas de radiación solar, es una zona muy atractiva para ubicar proyectos fotovoltaicos y, a su vez, proyectos de hidrógeno que se alimentan de esa energía fotovoltaica.
- Dentro de ese escenario de Transición Ecológica, ¿por qué decantarse por el hidrógeno verde? ¿Cuál es la ventaja?
- El hidrógeno es un vector energético como la electricidad, es decir, no es una fuente de energía primaria, no se encuentra en la naturaleza y no podemos usarla directamente como combustible, sino que es algo que hay que generar. Una de las ventajas que aporta es que se genera con energía renovable eléctrica y en España tenemos un plan muy ambicioso de despliegue de energía renovable eléctrica. Además se puede almacenar y, lo más diferencial, va a poder atacar usos que la electricidad renovable no puede, como son la movilidad de larga distancia, la movilidad marítima, el sector industrial con altos requerimientos de calor y la sustitución del hidrógeno gris que a día de hoy se está usando en España como materia prima. Esos cuatro usos no son ni se cree que vayan a ser electrificables, por lo que si nuestro objetivo es la descarbonización hay que ver qué parte de la energía que vamos a utilizar va a ser eléctrica y renovable, pero también hay que buscar solución para aquello que no se puede electrificar, porque insistimos siempre desde Enagás que el objetivo es la descarbonización, no la electrificación.
- Incluían este proyecto dentro de la agenda europea. La clave va a estar en el viejo continente, ¿pero hasta qué punto es importante que con buenos ojos el proyecto?.
- Es muy importante, porque para hacer un símil el hidrógeno renovable está como estaban la energía eléctrica y fotovoltaica hace diez años. Se podía generar electricidad con ambas, pero era significativamente más cara que la eléctrica que se generaba con el carbón. Con el apoyo de la Unión Europea y de los estados se ha invertido en tecnología y, a día de hoy, es mucho más barato generar electricidad con fotovoltaica y eólica que con carbón o con cualquier otra fuente de energía fósil. Entendemos que con el hidrógeno va a pasar algo similar, tenemos que invertir como país y como Unión Europea en los proyectos y en las tecnologías para que el coste empiece a decrecer y, en un horizonte de entre siete y diez años vista, el hidrógeno sea competitivo frente al diésel u otros combustibles. Pero para eso hay que invertir y la ayuda de Europa es muy importante.
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- ¿Les ven por la labor?
- Sí. Los fondos de recuperación vienen principalmente para varios sectores, pero en lo que respecta al energético vienen a apoyar aquellos proyectos de descarbonización que no se hubieran hecho sin estos fondos. No los vamos a poder utilizar directamente para fotovoltaica y eólica porque ya son competitivos, pero tenemos que ver qué tipo de tecnologías o proyectos vamos a apoyar con esos fondos para que en un horizonte razonable de tiempo sean competitivos. Ahí es donde creemos que el hidrógeno verde va a jugar un papel muy relevante y, además, España tiene unas condiciones únicas para generar ese hidrógeno renovable más barato que el resto de Europa por el recurso eólico y solar que tenemos. En números redondos, un 70% del coste del hidrógeno viene directamente del coste de la energía que está alimentando los electrolizadores, que son las máquinas que rompen la molécula de agua para generar el hidrógeno. Aquellas zonas de Europa donde se genere la electricidad renovable más barata serán aquellas que puedan tener el hidrógeno renovable más barato en el corto plazo.
- ¿Qué plazos tiene este proyecto?.
- Primero tenemos que recibir las ayudas que hagan que el proyecto se pueda acelerar, porque toda la fase de permisos que ya hemos iniciado. Cuando públicamente se da a conocer el proyecto, nosotros llevábamos más de un año para disponer de todos los permisos, terrenos y conexiones necesarias para construir la parte fotovoltaica, que es la que alimentará la parte de hidrógeno. Son aproximaciones y no tenemos la información detallada sobre plazos, ahora estamos iniciando los trámites para poder montar la planta de hidrógeno. Son cuestiones que están en la mayoría de los casos haciéndose por primera vez, por lo que llevará un tiempo, pero esperamos que en un plazo razonable de tiempo podamos tener las instalaciones en servicio. Intentaremos que sea antes y dependerá de las ayudas de la Unión Europea. El objetivo es entrar en los plazos de la Unión Europea.
- Una de las claves del hidrógeno verde es que ya no se necesita que la planta esté muy cerca de la zona a abastecer.
- A día de hoy la forma más sencilla de vehicular el hidrógeno verde es a través del sistema gasista, porque ya tenemos 12.000 kilómetros de tuberías de alta presión que van a ser capaces de hacerlo. También creemos que una vez haya hidrógeno renovable en una zona, eso va a generar una economía alrededor con futuros usos, como por ejemplo en la movilidad o para la industria. Pero primero necesitamos que haya ese hidrógeno verde disponible para que, en paralelo, muchos ayuntamientos puedan utilizarlo en sus flotas de vehículos. La existencia de estos proyectos hará de dinamizador de la demanda en la zona.
- ¿Qué parte se exportará a través de El Musel?
- La exportación es un objetivo a medio plazo. Creemos que las primeras producciones de hidrógeno se consumirán localmente en cada uno de los países que lo produzcan, pero es cierto que la planta de La Robla tiene una ubicación geográfica muy buena para un futuro mercado de exportación. Si no nos atrevemos a dar fechas para la puesta en marcha de los primeros proyectos, menos aún para decir cuándo va a haber un mercado global del hidrógeno verde, ya que no existen aún mercados locales como para pensar en un mercado global. ¿Creemos que lo va a haber? Sí, y aquellos proyectos que estén en una buena disposición geográfica para la exportación podrán verse favorecidos. La Robla es uno, porque tiene una conexión directa con Asturias, que es un puerto muy favorable para la exportación hacia Europa.
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- En la jornada 'Hidrógeno Renovable: Una Oportunidad para España', celebrada el pasado mes de noviembre con el apoyo del Gobierno de España, se debatía sobre si España llegaba a tiempo al hidrógeno verde o tiene que subir al autobús en marcha. ¿Cómo lo ve?
- Llegamos a tiempo, estamos plenamente convencidos. Los proyectos que hay a día de hoy en Europa son proyectos de poco tamaño y demostrativos y los proyectos industriales de verdad se están empezando a ejecutar ahora. Por poner un ejemplo, el primer proyecto financiado con una cantidad de fondos sustancial por la Unión Europea de todo el sur del continente ha venido a España, concretamente a Mallorca. Es un proyecto que estamos liderando junto con Acciona y nosotros hemos sido el coordinador de esa ayuda. Es el primero que llega a todo el área del Mediterráneo. No llegamos tarde y tenemos las mejores condiciones de recurso renovable para poder ser los líderes en el mercado del hidrógeno, tenemos los ingredientes necesarios para poder jugar un rol muy relevante en el mercado del hidrógeno europeo, pero hay que aprovecharlo.
- Obligada es la pregunta, ¿qué va a suponer para La Robla en cuanto a empleos e impacto económico?
- En número de empleos nos ocurre como con los plazos, tendríamos que ver cuáles van a ser las intensidades de las ayudas para ver cuál va a ser el tamaño final de la planta de hidrógeno. El solo hecho de poder promover una planta fotovoltaica de gran tamaño (hasta 400 megawatios) y un futuro plan de crecimiento en hidrógeno va a suponer una oportunidad clara para una región cuya historia está ligada a la central térmica, con trabajadores de muy alta cualificación. Esto sin duda alguna va a suponer una oportunidad, hay que trabajar para que se concrete, pero el compromiso que tenemos tanto Enagás como Naturgy es firme y creemos que vamos a tener todo el apoyo tanto del Gobierno de España como de la Junta de Castilla y León.
- ¿Han recibido ya algún apoyo de alguno de los dos?
- El proyecto ha sido presentado a la convocatoria de la manifestación de interés que ha lanzado el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, que se cerraba el día 19, y el gobierno autonómico está plenamente informado de la iniciativa y nos está apoyando en todo lo que se está requiriendo para estas primeras fases. Esa es una de las claves, la colaboración público-privada. Es la clave del éxito para que la inversión llegue a Castilla y León y no se marche a Holanda o a Francia como se ha ido históricamente.
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- ¿La unión de Naturgy y Enagás tiene fecha de caducidad o es una muestra de voluntad?
- Nosotros creemos firmemente que, al estar en las primeras fases de despliegue de un vector energético, lo importante es que colaboremos para montar los proyectos más sólidos posibles en España y no que compitamos entre nosotros. Cuando el hidrógeno tenga un mercado más maduro habrá competencia entre las empresas, y eso será sano porque favorecerá al consumidor. Ahora estamos intentando montar los proyectos mejor armados y con mayor capacidad inversora para atraer esos fondos, por lo que la colaboración es la clave. Desde Enagás hacemos un esfuerzo para colaborar con socios de primer nivel para que los proyectos sean los más robustos. La alianza con Naturgy era lo más natural, ellos eran los propietarios de la térmica y han apostado muy fuerte por los proyectos renovables. Ha sido razonablemente sencillo llegar a un acuerdo para que el proyecto coja mayor volumen y solidez.
- ¿Este proyecto es extrapolable a otras zonas de la provincia y de la comunidad afectadas por cierres de las minas y centrales térmicas?
- Aún es pronto. Ahora lo que nos toca es pasar de las ideas a los proyectos, hacer aterrizar todas las iniciativas en proyectos reales, ver que tienen una sostenibilidad porque hay un mercado de hidrógeno y de clientes que lo demandan, y eso hará efecto llamada para más proyectos del tipo por toda la geografía española. La clave es poder empezar y así demostrar en un periodo razonablemente corto de tiempo que estos proyectos pueden ser una realidad y que van a contribuir de manera clara a la descarbonización de la economía y a la generación de empleo en zonas afectadas por la Transición Energética.
- El que sea de La Robla y lea esta entrevista, ¿qué le diría para que confíe en este proyecto? Históricamente ha habido demasiados cantos de sirena...
- Yo creo que lo más que podemos aportar es la solidez de las empresas que hay detrás. Hemos construido grandes infraestructuras energéticas tanto en España como fuera de España, y tanto el Gobierno central, como la Junta, como las empresas estamos fuertemente comprometidos con la Transición Energética, por lo que creemos que es necesario este tipo de proyectos para poder cumplir con los objetivos que nos hemos puesto como país.
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