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Dani González
Robledo de Losada
Viernes, 25 de agosto 2017
Llamas de diez metros enfurecidas por la fuerza del viento, el restallar de la maleza al paso de un fuego reactivo, tan vivo como 24 horas atrás y con una cara amenazante, el penetrante olor a humo y una extendida sensación de impotencia entre quienes, ... cariacontecidos, siguen mirando al monte.
Y todo ello bajo una nube gris, imposible de despegar de la tierra. El paisaje de este viernes en la localidad leonesa de La Cabrera tuvo en esta jornada instantes de aire apocalíptico, y no es una exagerada metáfora.
El anunciado 'repliegue' de los frentes abiertos por este fuego apenas tuvo vigencia durante unas horas. Las llamas, que se anunciaron calmadas a primera hora del día, 'reventaron' a primera hora de la tarde.
El frente norte se resiste a morir y lo hace provocando un daño aún mayor en una zona que llora literalmente por la pérdida de una zona «preciosa, como ninguna otra de la provincia», aseguran sus vecinos.
Sin cifras oficiales sobre el número de hectáreas arrasadas por las llamas los cálculos que barajan los propios brigadistas en la zona las sitúan ya por encima de las 11.000, lo que acerca a este fuego a los brutales registros de Castrocontrigo -entonces la cifra final se acercó a las 12.000 hectáreas calcinadas-.
A pie de terreno la zona más conflictiva en esta jornada ha sido el entorno de Robledo de Losada. Allí la virulencia de las llamas obligó a desalojar a una treintena de trabajadores de una pizarrera. «Es cuestión de segundos el fuego se nos vino encima. Hicieron sonar la sirena, se hizo recuento y nos marchamos todos», recordaba uno de los trabajadores en el pueblo.
Todo se ha complicado sobremanera ante la imposibilidad de contar con medios aéreos porque la 'fractura térmica', que lleva al aire frío por encima del aire caliente de las llamas, impide que los pilotos puedan ver por donde vuelan. Adentrarse en esas condiciones supone, según los expertos, lanzar una moneda al aire y jugarse el todo por el todo.
A unos kilómetros, en Trabazos, los vecinos han regresado a sus viviendas tras 48 horas en el polideportivo. Alberto Pérez se ha venido abajo al ver cómo todo el paisaje es gris en esa zona. Las llamas 'lamieron' las paredes de piedra de las casas pero el esfuerzo de los equipos de extinción impidieron otra fatalidad.
La Cabrera sigue abierta en canal por el fuego y, pese a todos los anuncios realizados, la herida aún tardará en cerrarse.
El perímetro del fuego se extiende más allá de los cuarenta kilómetros. Un frente muy amplio para un fuego que lleva activa desde la noche del pasado lunes. Este viernes el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, aseguró que los frentes están controlados y que se trabaja en hacer remitir el fuego.
Sin embargo las llamas no parecen dispuestas a realizar la más mínima concesión. En el frente norte, el más difícil, el fuego sigue cortando carreteras y poniendo en jaque a los equipos de extinción. Un ejemplo, para abandonar la zona los periodistas han tenido que desplazarse hasta la localidad gallega de Barco de Valdeorras para poder regresar hacia León.
Las carreteras durante algunas horas en esta zona no han sido seguras porque la 'línea de fuego' se desplazaba con una velocidad fuera de lo común. A última hora del día, sin embargo, se recuperaba cierta normalidad.
Los equipos de extinción, que suman un total de 500 efectivos, esperan que las próximas 48 horas sean determinantes para poder controlar todos los frentes y ganar terreno al fuego. Mientras, y por prevención, los brigadistas dejan retenes en las zonas pobladas ante el temor de que desde el rescoldo vuelvan a aparecer las llamas.
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