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«El valor económico de las pérdidas es muy subjetivo, porque la selección genética no se consigue en dos días», explica Esteban García, vecino de Brañuelas. Esta pedanía, perteneciente al ayuntamiento de Villagatón, nunca había registrado ataques de oso.
«Mi padre antes de que ... yo montase la explotación profesional ya llevaba 30 años con ello», indica García muy sorprendido por un «ataque muy agresivo». Los daños han alcanzado a 48 colmenas de un total de 64, lo que conlleva que más de la mitad del material se ha visto afectado.
«Creemos que el ataque se desarrolló en varios días, no solo en uno», asegura el vecino de la localidad. En el invierno, las colmenas suelen quedar más desprotegidas y por lo tanto, sus visitas no son tan frecuentes. García es el único apicultor de la zona que se dedica a la explotación profesional aunque él mismo ha confesado que «hay muchos más aficionados que tienen colmenas». Es un oficio que muchos se plantean como «hobbie» pero no viven de ello. A pesar de que cerca si existen colmenares, ninguno de ellos fue víctima de este brutal ataque.
Su empresa de apicultura fue premiada en varias ocasiones. «Ganamos el concurso de mieladictos quedando los primeros en la categoría de miel en brezo», desarrolla García. Pero este no fue el único galardón en este concurso «quedamos terceros en la categoría general», añade tras bromear con la situación «nuestra miel está tan buena, que hasta el oso ha aprovechado para venir a por ella».
Verjas rotas, colmenas tiradas en el suelo y abejas que buscan su hogar entre cachos de madera. Esos son los ingredientes que tienen los videos publicados en su perfil informando a sus seguidores de los ataques sufridos. Tras el suceso surgido fueron los guardias forestales los que decidieron que aunque «fuese pronto para determinar de cuántos individuos se trataba» tenían por seguro que la especie era el oso pardo «de gran tamaño«.
La pérdida económica asciende a miles de euros. «Es muy subjetiva, porque una cosa es la tasación y otra el valor real de las colmenas», asegura García tras explicar que no solo influye el material «el proceso de selección genética se desarrolla durante años».
Aunque el valor de la explotación está por tasar por parte de la Junta de Castilla y León, las colmenas podrían llegar a valer de 7.000 a 9.000 euros aunque «si fuese un valor real contando todo el trabajo estoy seguro de que superaría los 20.000 euros de pérdida», añade el vecino de Brañuelas. Un proceso largo de regeneración de las colmenas en las que no solo han tenido que «mover los panales a asentamientos vacíos» sino que «hay que generar enjambres nuevos».
García aún tiene que esperar a que se calculen las pérdidas económicas que ha podido sufrir con este ataque. «Estoy muy contento con la reacción que han tenido los agentes medioambientales a la hora de tasar las colmenas y darme algunas soluciones», explica tras remarcar que «el problema no es la tasación, es recuperar otra vez lo que teníamos».
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