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León
Jueves, 21 de marzo 2019, 19:20
Este jueves ha supuesto la entrada oficial en la primavera -aunque el cambio de estación se produjo 22.58 horas de ayer- y con ella, la explosión de la vida en plena naturaleza. La Fundación Oso Pardo ha querido celebrar en Twitter este hecho con ... las tiernas imágenes de una osa cantábrica que se ha dejado ver bajo los rayos de sol jugueteando con su osezno.
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Tras un periodo de hibernación, en la que los osos pasan los meses de frío y escasez aletargados, la llegada del buen tiempo viene acompañada de la salida de sus oseras.
Durante la hibernación, los plantígrados entran en un estado de dormición que hace descender su ritmo cardíaco desde 40-50 hasta unas 10 pulsaciones por minuto, el ritmo respiratorio baja a la mitad y la temperatura se reduce en 4 o 5 grados, manteniendo las constantes funcionales gracias a la energía proporcionada por las reservas grasas acumuladas en otoño.
Para hibernar buscan cuevas, o las excavan, en lugares poco accesibles a salvo de las molestias humanas. Es muy importante mantener las zonas de oseras al margen de las actividades humanas en invierno para evitar interferir en el sueño invernal o en los partos de las osas.
Las osas paren en enero en las oseras, de uno a tres oseznos, que pesan 400 gramos al nacer y estarán alimentándose de la leche materna sin salir al exterior hasta abril o mayo, cuando ya pesan 4 o 5 kilogramos.
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