El pasado mes de agosto un tren auscultador chequeó el estado de la rampa de Pajares y detectó desajustes en la infraestructura mayores de los esperados. Los problemas se localizaron en parte de las sujeciones y traviesas de este tendido que desde 1884 une Asturias ... y la Meseta y tiene ahora los días contados. La intención del Ministerio de Transportes es prescindir de la vía por el puerto a medio plazo, en cuanto se consolide la variante de Pajares que confían estrenar a principios de 2023.
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A la espera de ese hito, la rampa sigue siendo imprescindible y su estado de salud condiciona al tráfico ferroviario. Para que los trenes pudieran seguir circulando en condiciones de seguridad, en cuanto supo el alcance de los daños la empresa pública encargada de su gestión -Adif- activó limitaciones temporales de velocidad en los tramos afectados. Es lo que marca el protocolo. Si un punto tiene la infraestructura deteriorada se obliga a los trenes a reducir su velocidad tanto como sea necesario para evitar sustos, según informa El Comercio.
La cautela explica por qué desde finales de verano el Alvia tarda más que nunca en superar el puerto, cerca de unos 20 minutos más que antes. En los 82,5 kilómetros de línea ferroviaria que median entre Pola de Lena y La Robla los maquinistas encuentran ahora 19 carteles que les obligan a bajar el ritmo. En catorce de esos puntos deben situarse por debajo de los 30 kilómetros por hora. En uno han de ir a menos de 10. El resto son tramos por debajo de 60 y 70 kilómetros por hora.
Además de limitar a los trenes los operarios del Adif actuaron «mediante fijaciones e intercalado de traviesas de manera provisional, lo que, si bien no permite elevar la velocidad, sí posibilita el paso de las circulaciones ferroviarias con seguridad», según detalla la empresa dependiente de Transportes.
Ese trabajo se avanzó mientras los especialistas analizaron el problema. Su dictamen confirma «una degradación anómala de sujeciones y traviesas debido a la combinación de alta humedad y bajos niveles de pH en el ambiente», explica Adif. Ahora, para sustituir todos los elementos dañados «está prevista la tramitación a la mayor brevedad de una obra de emergencia», compromete. Su intención es que esté culminada a lo largo del primer semestre de 2022, precisa.
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Fuentes ferroviarias atribuyen a estas urgencias el hecho de que en los márgenes de la traza se están acopiando traviesas de madera de roble. Tienen una vida útil inferior a las de hormigón pero resisten mejor una humedad que se ceba con la ferralla.
La obra de emergencia que está ultimando Adif diluye uno de los riesgos que presentaba la situación: que para ahorrar fondos se dejara la rampa como está a la espera de la apertura de la variante de Pajares. En la empresa pública mantienen que con el nuevo acceso ferroviario, en el que se lleva invertidos alrededor de 3.800 millones, «los tráficos de pasajeros y mercancías están garantizados por ambos túneles, y el nuevo corredor tendrá suficiente capacidad».
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