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Apenas distan doce meses. Pero la imagen de los pantanos de León ha cambiado drásticamente. En un año han pasado de estar en mínimos a máximos históricos. Las abundantes lluvias de invierno, primavera e incluso verano han permitido llenar los embalses por encima del 95%, ... obligando a abrir las compuertas.
Sin embargo, la sequía acuciante de 2017 puso en pie a los regantes leoneses que rechazaban en bloque ceder agua a provincias limítrofes. Una polémica silencia que no latente en año de abundancia.
La junta de desembalse de la Cuenca Hidrográfica del Duero ha limitado el uso del agua hasta los 6.500 metros cúbicos de agua por hectárea, 1.000 más que el cupo aplicado el año anterior coincidiendo con la sequía. El objetivo, evitar que se repita la situación del 2017 en años sucesivos.
Una cantidad que se queda corta y que puede acarrear problemas a futuro en el campo leonés.
Según advierte el secretario general de Ugal-UPA, Matías Llorente, en los riesgos por automatización la cantidad de agua necesaria no alcanza las 6.000 hectáreas no así en los riegos por inundación ,que exige un mayor volumen de agua, hasta los 8.5000 metros cúbicos, y que en la provincia rondan las 40.000 hectáreas.
«La CHD quiere regular el consumo por temas medioambientales conforme a las nuevas nombras europeas que van encaminadas a un mayor ahorro de agua y a una utilización mínima de los metros cúbicos para equiparar el consumo a los rendimientos», remarca Llorente.
Es más, continúa, a la larga un mayor consumo de agua podría llegar a tener una penalización en las ayudas de la PAC y medioambientales.
En cualquier caso, las abundantes lluvias caídas en las últimas semanas, que han provocado estragos en el Sur de León, garantizan los riegos para la campaña actual incluso con las restricciones de agua.
De esta forma, este año se garantizaría el riego al 100% así como una reserva superior al 50% en el conjunto de los pantanos de León.
Ahora bien, el temor de los agricultores es que las asignaciones de agua sean inferiores año tras año debido al consumo del agua tanto en agricultura y ganadería, lo que obliga a modernizar más hectáreas de regadío y limitar el consumo.
Y es, en este punto, cuando se vuelve a abrir la caja de pandora. Llorente recuerda que Riaño sigue dando una aportación de 65 hectómetros al Carrión, una cesión a la que no se pondrá fin hasta que se culmine el desarrollo de Payuelos que permitirá que las aguas de Riaño rieguen en exclusiva el campo leonés.
En cualquier caso, las nuevas políticas europeas van dirigidas a la desaparición de los cultivos por inundación, lo que obligaría a desarrollar una modernización de los regadíos en el conjunto de la provincia de León.
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