El desprendimiento de parte del techo del pasillo que comunica el vestíbulo con el comedor de la residencia de la tercera edad de Riello ha obligado a desalojar el centro y reubicar a sus 26 residentes. Este último incidente, sumado al problema de humedades ... de las habitaciones del geriátrico, ha llevado al traslado de los ancianos a nuevos centros en Valladolid, Burgos y Rioseco de Tapia.
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La caída de los cascotes hace 15 días, cinco minutos después de que los residentes pasaran por el lugar para acudir a desayunar, obligó a tomar medidas. Aunque en un primer momento se habló de reubicar a los ancianos en residencias de la provincia de León, finalmente y «a la carrera», como explica la concejala Gloria Suárez, fueron trasladados a residencias de la empresa gestora (Clece) en otras provincias, atendiendo a criterios «organizativos y sanitarios, y optando por aquellos con plazas libres, sin casos Covid y con capacidad para hacer frente a un mayor número de usuarios».
«Fue un desastre, las familias se enteraron prácticamente en el acto de lo que estaba pasando», denuncia la Suárez, que pone el foco en la incertidumbre que la situación ha generado en las 12 trabajadoras del centro. «No sabíamos qué iba a pasar con nosotras ni cuál sería nuestra situación laboral mientras el centro permanecía cerrado hasta principios de esta semana que nos han comunicado que entraremos en un ERTE», señalan las trabajadoras del centro.
La sobrina de una de las residentes de 89 años cuenta que la primera llamada que recibió del centro fue el viernes para avisarle de que el sábado su tía sería reubicada en Valladolid. «Solo nos preguntaron si autorizábamos el traslado y no hemos tenido más información desde el centro», señala la mujer, que solo ha podido hablar con su tía a través de videollamada gracias a la asistencia de una auxiliar.
Por su parte, la alcaldesa de Murias de Paredes, Carmen Mallo, denuncia que «no puede ocurrir algo así en ninguna otra residencia y deben depurarse responsabilidades, tanto por respeto a nuestros mayores como a las trabajadoras que se han sentido desamparadas todo este tiempo».
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En un plazo de «uno o dos meses de obra» la empresa gestora prevé que los residentes regresen a Riello y con ellos las trabajadoras que ahora se acogerán a un ERTE o que soliciten, si así lo desean, el traslado a otra instalación de la compañía.
A la espera de los resultados de la prueba de covid-19 por el positivo del fisioterapeuta, son varios los residentes que todavía permanecen en el centro. «A mi tía le han hecho la maleta y no le han dicho nada más», señala la sobrina. Aunque desde la gestión del centro apuntan que facilitarán el acercamiento de los residentes a la provincia «siempre que sea posible», los familiares temen no poder volver a verse en mucho tiempo.
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