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Los agricultores de la provincia de León no tienen agua, o no tienen la suficiente agua para poder abastener sus regadíos. La falta del escaso elemento líquido tiene mucho que ver con dos elementos clave que se focalizan en el desembalse para cumplir con el convenio de la Albufeira (que obliga a ceder caudal a Portugal) y las necesidades de producción eléctrica (ahora multiplicadas por la crisis internacional).
El resultado es un tanto diabólico. En el momento actual de los 1.296 hectómetros cúbicos de capacidad con los que cuenta el sistema de embalses de la provincia (Villameca, Barrios de Luna, Porma y Riaño) apenas quedan 331,2 hectómetros cúbicos, lo que supone que la capacidad actual se encuentra al 25,6%.
La situación es especialmente comprometida en los casos de Villameca (7%) y Barrios de Luna (9,4%) mientras se mantiene por encima del 30% tanto en el Porma como en Riaño.
En ese escenario, ¿necesita León más pantanos?. El consejero de Economía y Hacienda y portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, recordaba el pasado miércoles que de los seis últimos años tres han sido de sequía, y achacó la problemática de la escasez de agua para sus cultivos a la «carencia de embalses», al mismo tiempo que aliviaba la carga sobre «un país amigo», en relación a Portugal.
«Somos muy sensibles a esta realidad y entendemos la posición de los regantes. Su problema deriva en que no se han realizado infraestructuras de almacenamiento de agua. Quizás se han abandonado algunas que ahora nos permitiría tener mayor dotación de recursos y hacer frente a estos riegos», llegó a asegurar Carriedo.
No son de la misma opinión los ecologistas quienes históricamente han negado cualquier necesidad de nuevos embalsamientos de agua al mismo tiempo que han instado a un mejor aprovechamiento y una regulación más eficiente en la producción eléctrica.
En ese escenario, siempre complejo, sorprende sin embargo la existencia en León de un pantano finalizado, ejecutado, en perfecto estado de seguridad pero que de forma paradógica jamás se ha cerrado su compuerta: Villagatón.
Desde hace 27 años un enorme muro de hormigón armado de casi 40 metros de altura saluda cada mañana a los 28 vecinos de Villagatón, en plena Cepeda y a 88 kilómetros de la capital.
Las obras de este pantano en la provincia de León, que comenzaron en el año 1990, fueron terminadas en diciembre de 1995, pero la presa que debería estar alimentada desde su valle por el río Porquera nunca ha llegado a inundarse.
Su muro con un espesor cambiante que oscila entre los tres y los más de cinco metros se levanta sobre un valle que desde entonces se pregunta para qué se creó este monumento al hormigón.
La infraestructura, curiosamente, depende de Confederación y de la propia Junta de Castilla y León -quien hoy tiene la tutela efectiva para su puesta en marcha- pero durante casi tres décadas no han iniciado el proceso de inundación.
Inicialmente la previsión apuntaba a la posiblidad de que el proceso de inundación se iniciara el pasado mes de diciembre con el objetivo de almacenar sus cuatro hectómetros cúbicos de capacidad que permitirían mejorar el riego de la Cepeda y el Tuerto.
De momento la compuerta sigue abierta y ya han pasado 27 años.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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