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Olaya Suárez
León | Gijón
Lunes, 22 de enero 2018, 10:43
La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de Gijón no se da por vencida y se ha propuesto dar respuestas a la extraña desaparición, en 1987, de la gijonesa Mari Trini Suardíaz y su hija Beatriz, de trece meses de edad.
La Policía activaba la búsqueda en 2016 y conseguía que el Juzgado de Instrucción número 4 autorizase una excavación en el solar de la localidad leonesa de Matadeón de los Oteros en el que se levantaba la vivienda en la que la mujer de 25 años vivía junto a su marido, el portugués Antonio María da Silva, cuando su familia le perdió el rastro. El procedimiento se archivó después de que se desvaneciesen las esperanzas de esa vía de investigación al no encontrar ninguna pista.
La UDEV continuó con sus trabajos y pesquisas, por lo que el Juzgado de Instrucción número 4, titulado por la magistrada Ana López Pandiella, reabre ahora de nuevo el caso. Al parecer, los agentes contarían con pistas que podrían arrojar luz a tan intrincado asunto.
La Policía cree que Mari Trini está muerta. Y su hija también. Pero, ¿dónde están sus cadáveres? El principal sospechoso, el esposo de la desaparecida, está vivo y reside en Portugal. Según parece, las fuerzas de seguridad lusas, mediante comisión rogatoria, le tomaron declaración hasta en dos ocasiones por este asunto, si bien negó conocer el paradero de la que fuese su mujer, a la que conoció durante su estancia en Asturias.
Alerta. Hace 30 años, una vecina encontró un papel que supuestamente había lanzado Trinidad para alertar de que estaba retenida.
Detención. Por este hecho, el compañero sentimental de la mujer fue detenido. Ni Trinidad ni él se presentaron al juicio.
Traslado. Poco tiempo después, la pareja abandonó el pueblo sin dejar rastro. Es la última referencia que tiene la familia de ella.
Caso. Un juzgado de Gijón ha reabierto la investigación debido al empeño del hermano de Trinidad . La Policía Nacional y la Unidad Militar de Emergencias rastrearán el solar de la casa esta semana.
La familia de Mari Trini recuerda que «le daba muy mala vida y que en una ocasión llamó la Guardia Civil para que la fuésemos a buscar a León, porque la tenía secuestrada en casa. Ella consiguió tirar por la ventana un papel con una nota de socorro y fue liberada». Fueron a recogerla, pero poco después regresó con Antonio María da Silva. Nada se supo más de ella.
Fue un dato coincidente en todas las declaraciones de los testigos lo que llevó a los investigadores a poner su punto de mira en Matadeón de los Oteros: los vecinos habían visto varias veces a Antonio fabricando cemento en el maletero del coche que tenía aparcado delante de la casa. Para entonces ya llevaban tiempo sin ver a Mari Trini y a la pequeña, que hoy tendrían 56 y 31 años respectivamente.
La denuncia por la desaparición la interpuso en 2002 el hermano de la mujer, usuario habitual de los centros asistenciales y que falleció en diciembre. Pese a que no existen familiares directos de las desaparecidas, la UDEV sigue con los trabajos. «Es un tema en el que llevan trabajando a fondo desde hace bastante tiempo, un caso muy complicado pero que al mismo tiempo ha motivado a los investigadores», explicaban desde la Comisaría.
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