«Ella mató a Abelardo, pero podía haber sido al revés»

En la casa de Abelardo y de su pareja, a la que los propios vecinos no aciertan a poner nombre, hay una pintada de 'peligro, perros'. Está en lo alto de una pared, casi en la esquina, y es muy visible para todo aquel que pase por la zona conocida popularmente como 'El Cacho'.

La vivienda, unifamiliar, a la que llegar es un calvario por el estado del camino rural, parece perdida en medio de una chopera, apoyada sobre una pequeña nave agrícola, y castigada por el tiempo.

Y allí, aislados con sus perros, atados y con la cabeza gacha, a un kilómetro del corazón de Villagarcía de la Vega (150 habitantes censados), vivía hasta este miércoles una pareja «un poco extraña, que siempre se estaba peleando y que no tenía relación con el resto de los vecinos».

Pese a que no había relación todos en la zona conocían los problemas que se cocinaban en el interior de la vivienda, al otro lado de ese llamativo 'peligro, perros'. «Se llevaban mal, muy mal. Ella había estado en la cárcel y siempre tenían discusiones y denuncias entre ellos. Le mató a él, pero podía haber sido al revés ».

'Ella' no tiene nombre en el pueblo («Es que era de 'pa' allá», dicen los vecinos) pero sí sabían que «era problemática. Estuvo haciendo servicios sociales en el Ayuntamiento para cumplir pena», remarcan.

De Abelardo tampoco se habla bien en el vecindario. «Tampoco era una joya», recuerdan. La pareja «llevaba siete o puede que ocho años» conviviendo y los problemas eran una constante.

«Aquí», recuerda un vecino, «rara era la semana en la que no tenía que venir la Guardia Civil».

Tanta discusión, tanto enfrentamiento entre ambos, tuvo este miércoles un trágico desenlace: la investigación apunta a que la mujer le cortó el cuello a su pareja. Él, murió desangrado. «Antes o después esto tenía que pasar», concluyen los vecinos.

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