Mario Rivas, alcalde de Villablino: «Los Fondos Miner tenían que haber sido la base sobre la que reconstruir las cuencas y no se ha estado a la altura»

El ánimo no es el mejor en los lacianiegos pero su alcalde, Mario Rivas, es optimista. «Tengo la obligación de serlo», afirma en una entrevista con leonoticias en la que destaca el «enorme potencial» de su municipio y al que ahora se tienen que agarrar para frenar una decadencia importante, arrastrados por ese cierre de la minería de interior.

La reconstrucción del municipio y de los pilares productivos del mismo son el gran reto para el regidor de Villablino, que tiene claros cuáles deben de ser esas 'patas' económicas del valle de Laciana que deben potenciar, recuperar o 'crear' para lograr recuperar la vitalidad de esta comarca.

¿Hacia dónde camina Villablino en estos años complicados?

Tenemos que caminar hacia la reconstrucción y es hacia donde base. Tenemos que apostar por la base económica previa a la minería y, con esos cimientos, reconstruir nuestro municipio, pese a las lógicas dudas por el futuro incierto que tenemos frente a nosotros tras el cierre de la minería.

¿Cuál debe de ser ahora el sustento económico de Villablino?

La ganadería y el sector primario fue lo que dio riqueza a esta comarca antes de la llegada de la minería y es uno de los sectores por el que están apostando los jóvenes de la zona que veían que el carbón tenía fin. También tenemos otras oportunidades, como el turismo con nuestra estación de esquí, el sector medioambiental o el aprovechamiento forestal. Son piezas pequeñas que no están en condiciones de suplir lo que suponía la minería y es en donde tenemos que pedir a la administración central y autonómica que sienten las bases para que no perdamos más población y para dar oportunidades reales a los jóvenes de apostar por Villablino.

¿La gente de Villablino está mentalizada de tener que cambiar de chip?

Hay dos sectores de población. El primero, que suelen ser los menores de 40 años, cree que hay posibilidades de reconvertir el territorio con apuestas a nivel individual. Pero hay otra població más mayor que lo ven más difícil porque su sustento siempre ha estado vinculado a la minería.

¿Cuál es el ánimo de los vecinos?

Hay un nivel de pesimismo peligroso para el municipio y que viene a raíz de lo que ha pasado en los últimos años, desde ese cierre de la minería del que tanto tiempo se habló pero para el que no se está preparado ni siquiera ahora mismo, casi tres años después de que se haya producido. No ha existido una alternativa real por parte de las administraciones y es peligroso porque mantener el positivismo y creer en un territorio como este es vital para sus posibilidades de futuro.

¿Qué le reprochan a las administraciones?

No se tenía que haber llegado a esta situación de desamparo, se tenía que haber llegado con unas expectativas cubiertas a ese 31 de diciembre de 2018 en el que se acaba la minería, con posibilidades de futuro. Se ha hablado mucho de reindustrialización, pero no ha llegado.

Los Fondos Miner llegaban para dar esas alternativas, pero ¿cree que se han gestionado bien?

En un primer momento eran necesarios para cambiar el concepto de los municipios mineros y dotarlos de infraestructuras y servicios básicos para acoger a tanta población. Fueron útiles en ese momento pero había que haber ido avanzando y evolucionando con ellos, no solo para mejorar esas infraestructuras globales, sino pensando en una alternativa real para el día después. Se debían ir poniendo las bases para poder reconstruir sobre ellas el futuro tras el fin de la minería. Se ha tenido mucho tiempo y no se ha estado a la altura de las circunstancias.

Y, mientras se reabren térmicas y se plantea reabrir térmicas en otros países

Es algo muy frustrante para todos los que hemos vivido de la minería. Se habían planteado distintas alternativas que no fueron atendidas. Esa imperativa legal europea sobre el cierre de la minería no tenía que ser tan drástico, podía aplazarse para construir una opción de futuro próspero. Estas noticias hacen mella en el ánimo de la población local, que ve que se consume carbón importado mientras el nuestro está en el subsuelo.

¿Es la muestra de que la transición justa no fue ni transición ni justa?

La voluntad del Gobierno era clara e iba en buena línea, pero no era tan sencillo. Había que haber llegado a ese momento con unas garantías diferentes para las personas y los municipios, que son los que tienen que tener una idea de cómo va a ser la vida tras el fin del carbón, no con promesas cuyo balance es siempre desfavorable a ellos.

¿Qué le reclaman ahora a las administraciones?

Dos aspectos, principalmente. Lo primero sería mantener los servicios básicos de calidad en estos territorios, como los sanitarios o los educativos, básicos para esa reconstrucción. El segundo es que se marquen el objetivo de tener voluntad política para recuperar estos municipios. Los excedentes mineros aún no han sido recolocados pese a que las prestaciones ya se han agotado.

En Villablino tenéis ya varios proyectos sobre la mesa. El primero es la remodelación de Leitariegos

Estamos a la espera, cinco años después de destinar los fondos del Plan de Dinamización de Cuencas Mineras, de la resolución final del impacto ambiental y, esperemos, las obras puedan comenzar en 2022. Sigue siendo importante que se apueste por la esta estación, pero es la demostración de que las administraciones van a un ritmo diferente del que se necesita. No sólo se trata de modernizar, también desestacionalizar y lograr que haya actividad todo el año. Es el gran embajador del municipio y un foco de atracción de turismo y población. El cambio climático afecta, sobremanera, a nuestra estación por lo estar a la altura necesaria para perpetuar la nieve. Buscamos una actividad todo el año y que sea útil los 365 días y multiplicar su actividad por seis o siete.

Otro de ellos era el Parador de Turismo. ¿En qué ha quedado?

Lo único que ha aportado es una gran decepción. Es una promesa incumplida, es la realidad, y es una losa grande sobre la moral del municipio. Hemos pedido a Turespaña que revierta el daño hecho con esta promesa sin cumplir, si no se lleva a cabo hay que devolverlo no sólo a nivel económico, sino con una alternativa en ese espacio para que no nos sintamos engañados.

¿Y cuál es la postura de Turespaña?

Ahora mismo no quieren crear nuevos paradores y estamos en un limbo. Los ingentes fondos destinados a este proyecto tienen que ser aprovechados en un proyecto paralelo. No podemos seguir hablando de promesas, hay que tomar acción con un sí o un no y, el no que sea condicionado para resarcir al municipio de una promesa incumplida.

El Ponfeblino y su puesta en valor, ¿qué peso tiene?

Es fundamental. Estamos en el mejor momento para reconvertir esa idea y que ese proyecto de tren turístico sea un proyecto tractor para dinamizar el valle de Laciana, El Bierzo y la cuenca del Sil. Debe de ser nuestro objetivo a corto plazo más ambicioso, en el que centrar esfuerzos y apostar decididamente a acceder a fondos europeos para ello. Es una oportunidad que no debemos dejar pasar, puesto que sería ese proyecto singular y diferenciador de turismo sostenible y de calidad.

¿Tienen en mente algún proyecto más relacionado con la musealización minera?

Tenemos dos. Hemos logrado que Patrimonio Natural, tras una intensa pelea, se haga cargo del Pozo María. Ahora estamos pendientes de unos fondos para reconstruirlo y crear un espacio para la memoria de las familias mineras, que sea algo más que un museo, una especie de archivo de lo que ha sido la Minero Siderúrgica de Ponferrada para Laciana. Otra es la mina en vivo en las instalaciones de la Fundación Santa Bárbara. Estamos a punto de recibir una buena noticias para trasformar la antigua escuela laboral en este proyecto que queremos que recree cómo era una mina, tal y como la conocimos quienes trabajamos en ella. Esa es la idea, ver la realidad, que es lo que llama la atención a la gente.

¿Mantiene ese optimismo de levantar Villablino?

Estoy en la obligación, si no no podría dirigir este ayuntamiento y trasladar ese optimismo a la población. Somos muy singulares y tenemos mucho potencial. Somos muy diferentes al resto de la provincia y, sobre todo, al resto de la comunidad, pero tenemos que transformar esa actitud negativa en positiva. Para ello, necesitamos el apoyo de las administraciones, que son los que tienen capacidad para frenar esta sangría demográfica y darnos herramientas para ello.