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La provincia de León ha sido la más afectada por los incendios forestales en la última década. Ese es el grueso análisis que desprende el Plan Anual de Prevención, Vigilancia y Extinción de Incendios 2025 de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León.
El extenso documento analiza lo ocurrido entre 2014 y 2023 para diseñar un mapa de actuación en las zonas que más problemas han tenido con el fuego. En concreto son las provincias de la región leonesa -León, Zamora y Salamanca- las que más sufren anualmente.
El principal motivo de estos siniestros es la mano del hombre, que se encuentra detrás del 57% de los que se han producido en esa década. Y aquí también destaca León con 2.600, con el 70% de ellos intencionados.
La mayor frecuencia de incendios anuales han tenido lugar en León y Zamora; y, a nivel municipal, Ponferrada con 21 fuegos y Encinedo con 14 ocupan el primer y tercer puesto del mayor número de casos registrados en la comunidad.
Si hablamos de incendios de referencia -aquellos más graves-, en la década de estudio, repite Encinedo -con 22- y en segunda posición está Benuza -con 12-. En León tienen una alta frecuencia otros municipios como Oencia, Vega de Valcarce, Balboa, Trabadelo, Vega de Espinareda, Fabero, Peranzanes, Páramo del Sil, Palacios del Sil, Riello, Sena de Luna, Villamanín, Gradefes, Ponferrada, Lucillo, Truchas, Benuza, Castrillo de Cabrera y Encinedo.
Las superficies leonesas más afectadas, por tamaño de superficie quemada, han sido el matorral y restos de cortas frondosas y el matorral inferior a un metro de altura. Además, mientras que Cubillos del Sil y Arganza tienen los mayores problemas en épocas de riesgo alto, en San Emiliano se producen en temporadas de riesgo bajo.
Más de una quinta parte de la provincia de León se encuentra en áreas con un índice de peligro alto, según la Junta de Castilla y León. Hasta 350.000 hectáreas pueden ver comprometida su biodiversidad debido a la aparición del fuego.
Los índices más altos se concentran en el noroeste y oeste provincial, destacando las zonas de Truchas, Villablino, Villafranca del Bierzo y Vega de Espinareda, en las que la mayor parte de su superficie está clasificada como área de peligro alto.
La zona más vulnerable por su alto valor patrimonial se encuentra en la Zona Arqueológica de Las Médulas, enclavada entre los municipios de Carucedo, Borrenes, Carracedelo, Puente de Domingo Flórez y Benuza.
También destaca la provincia por ser la que más tramo de carreteras principales con riesgo de incendios forestales tiene, siendo de titularidad estatal la N-VI, N-630, N-536, N-621, AP-66 y A-6. En cuanto a tramos de líneas eléctricas, también está León a la cabeza con zonas afectadas como La Robla, Riaño, La Bañeza, Bembbire, Gradefes, Cistierna, Astorga, León, Benavides o el Páramo. Y por instalación de vías férreas hay tres áreas destacadas como son La Pola de Gordón-Villamanín; Castropodame-Ponferrada; Palacios del Sil-Villablino; y, en la línea de Feve, la zona de Valdepiélago.
Los recursos cinegéticos -caza- también tienen a León en el punto de mira por tener el mayor riesgo de incendio de la comunidad. De hecho, la provincia es zona de vigilancia debido a los fuegos provocados por los propios cazadores para favorecer su actividad como por ser cotos con una alta siniestralidad. Entre estos últimos encontramos: Truchas, Vega de Espinareda, Villafranca, La Bañeza, Ponferrada, Vilalblino, Astorga y La Robla; mientras que la mayor superficie quemada está en Trabadelo, Santa Colomba de Curueño, Toreno, Castrillo de Cabrera, Villamontán de Valduerna y Molinaseca. Todo ello hasta un total de 169 incendios en una década derivados de la caza.
Otra causa habitual de los incendios en León son las tormentas y las descargas eléctricas que producen en zonas secas. Principalmente se ven afectadas las zonas de montaña o de gran vegetación entre las que destacan Vega de Espinareda, Ponferrada, Soto y Amío, Astorga, Villafranca del Bierzo y Villablino.
El estudio ha observado especial siniestralidad en el río Luna, en la zona del pantano, con 12 incendios en Sena de Luna en la década pasada. También aparece el río Cúa, en Fabero, con el mismo número. En cuanto al Sil, a su paso por Ponferrada, ha habido 14 fuegos y dos más en su desembocadura con el Boeza. Y, finalmente, el Jerga, en Astorga, ha tenido 16 episodios.
La mayor parte de ellos son intencionados -en un 80% de las ocasiones- y tienen como principal motivación las relacionadas con «prácticas tradicionales» y «otras motivaciones».
También son susceptibles a tener problemas de incendios las zonas de baja accesiblidad. Aquí se sitúan los Picos de Europa -Boca de Huérgano, Burón y Posada de Valdeón-; la zona de Crémenes o Puebla de Lillo; la alta montaña de municipios como Valdelugueros, Cármenes o Villamanín; el Parque Natural de Babia y Luna; la Sierra de los Ancares, los Montes Aquilanos y la Sierra de la Cabrera; y todo el extremo norte en los que alternan desde el riesgo bajo al muy alto.
Respecto al número de incendios intencionados, León cuenta con 805 sucesos, muy por encima de los 396 de Zamora o los 200 de Ávila y Salamanca. De hecho, de los nueve grandes incendios de este apartado hasta cinco han sido en la provincia.
En términos municipales, lo peor se lo llevan Ponferrada (47), Toreno (35) y Encinedo (32); mientras que las vías de comunicación de Fabero, Vega de Espinareda y Trabadelo-Villafranca han sido las zonas más afectadas.
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