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En el colegio de La Devesa, en Caboalles de Abajo, llegó a acoger, hace varias décadas, a más de 300 alumnos en un edificio que, por entonces, casi no daba a basto para hacer hueco a todos los jóvenes de esta localidad con un marcado carácter minero. Hoy día, apenas cuenta con cuatro en un centro que sigue teniendo las mismas dimensiones.
«El coste de mantenimiento es el mismo que entonces, y es un centro que se va deteriorando con el paso de los años», explica el alcalde de Villablino – municipio al que pertenece esta localidad -, Mario Rivas, que cifra en más de 40.000 euros anuales el gasto en este centro.
Este es uno de los diez centros en la provincia de León que cuentan con tres o cuatro alumnos matriculados en sus aulas, pero que siguen abiertos para ofrecer este servicio. El coste económico, tanto por parte de la Junta (dotando de profesores a sus aulas) como de los ayuntamientos (responsables del mantenimiento y suministros), es alto, pero merece la pena. «Da algo de vida al pueblo», apunta el alcalde de Villarejo de Órbigo, José Manuel Acebes, municipio al que pertenece Estébanez de la Calzada, con un centro abierto para sólo tres alumnos.
La de Estébanez de la Calzada es el única aula abierta con tres alumnos en la provincia, mientras que con cuatro aparecen Valle del Boeza (Torre del Bierzo), Carucedo, las aulas del CRA El Redondal de Calamocos y Congosto, Soto de la Vega, Villacedré, La Devesa (Caboalles de Abajo), Santa Ana (Benuza) y Posada de Valdeón.
«Cuesta trabajo mantenerlos abiertos, que siga habiendo alumnos, pero es muy importante», explica el alcalde de Posada de Valdeón, Felipe Campo, que reconoce el importante coste económico delas facturas de electricidad y calefacción de estos centros, además del servicio de limpieza pero «es la mejor inversión posible de los pueblos».
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«No es rentable, está claro, porque tiene los mismos gastos que otros centros del municipio con muchos más alumnos, pero tenemos que garantizar que pueda seguir abierto», sostiene Acebes, en referencia al aula de Estébanez de la Calzada. Rivas estima en más de 40.000 euros el gasto del CEIP La Devesa de Caboalles de Abajo, pero recalca que es «vital» que esté abierto: «Los colegios son el latido del corazón de un pueblo y siempre es preocupante que se pierdan alumnos».
Esta es una tendencia cada vez más al alza en las zonas rurales de la provincia, que ven cómo sus pueblos se vacían, las oportunidades laborales escasean y sus colegios se van cerrando. En Estébanez de la Calzada llevan varios años «al filo» del cierre, con entre tres y cinco alumnos en una localidad «con mucha gente mayor» y bien comunicado, por ejemplo, con Astorga, donde hay matriculados algunos niños de esta población.
En Posada de Valdeón, explica Campo, es un problema que parecía que, hace unos años, comenzaba a solucionarse, con un leve aumento del alumnado, pero volvió a caer, con un problema añadido: la lejanía con Riaño y Cistierna, localidades más cercanas con centros educativos: «Tenemos una hora de trayecto con Cistierna, que es el instituto más cercano. Pero, en invierno, hay muchos días que no podemos salir del pueblo por la nieve o las placas de hielo y los padres acaban yéndose con sus hijos a León. La Junta debería apoyarnos más y entender la problemática de estos pueblos».
En Caboalles de Abajo, con unos 900 habitantes, se da una situación particular. Después de perder dos alumnos en este último curso (han pasado de seis a cuatro), la radiografía de municipio expone que en Caboalles de Arriba, con menos de la mitad de población (350 habitantes), el centro tiene 15 alumnos y en Villaseca de Laciana, con una población similar, el colegio tiene hasta 22 estudiantes.
«Se debe a la baja natalidad y a la posibilidad de reubicar a los alumnos en otros centros. Cuando en una familia el hijo mayor pasa al instituto, que está en Villablino, muchos padres optan por matricular a los dos hijos en el mismo centro», explica.
En todos los casos, exponen este problema como una derivada de la falta de oportunidades laborales y de asentamiento de población joven que pueda «revitalizar» los centros. Además, el alcalde de Villablino, pide «pedagogía» acerca de los estos centros rurales: «Ofrecen un sistema más cercano y muy rico, permitiendo experiencias entre distintas edades. No hay una menor calidad educativa».
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