Babia, Luna, Omaña, Riaño y, también, Picos de Europa. El lobo ataca de nuevo, en esta ocasión en Posada de Valdeón, donde ha devorado un ternero a un ganadero de la zona.
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El ataque tuvo lugar en la zona de Uruy, en un monte ... del alto del puerto de Valdeón, este martes y fue presenciado en primera persona por el ganadero titular del ternero que en ese momento subía a visitar los animales.
Al verle, el lobo salió huyendo aunque, según ha asegurado a leonoticias, alrededor se apreciaban las huellas y su rastroes «visible prácticamente a diario», lo que ha hecho saltar las alarmas entre los ganaderos, que temen un aumento de los ataques en los próximos días.
Al fin de cuentas, según recuerda, es a primeros de primavera, coincidiendo con la época de cría del lobo, cuando aumenta su necesidad de alimento y, por ende, los ataques, que suelen registrar un pico a finales de verano cuando arranca el aprendizaje de la caza de los lobeznos.
En cualquier, no se trata del primer ataque registrado en la zona. En abril y con apenas tres semanas de diferencias, una ganadera de Valdeón también sufrió el ataque de dos lobos, dejando como balance un potro lechal muerto y otro malherido en un lomo.
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Tres ataques que, en ningún caso, hay que abordarlos como hechos aislados. Así lo advierten desde la Asociación de Ganaderos de Montaña de León, donde advierten del pico que se está registrando en los últimos meses en el conjunto de la provincia de León.
«Es insostenible desde el punto de vista del ganadero», señala Arsenio Rodríguez, presidente de la asociación, que insta al futuro gobierno de la Junta a plantear una solución a un problema que mantiene en jaque a la ganadería leonesa.
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Una situación ante la que ya dieron la voz de alarma los ganaderos de Babia el pasado mes de abril, alertando de la proliferación de los ataques incluso a menos de 15 metros de las viviendas, con el lobo merodeando en los pueblos.
Los datos oficiales avalan esa tendencia en alza de ataques de lobo. La Junta de Castilla y León contabilizó 235 ataques, que afectaron a 355 cabezas de ganado, de las que 198 fueron de ganado mayor –reses y caballo- y 157 de ganado menor –ovejas y cabras-.
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Unas cifras que representan un incremento interanual del 20%, frente a los 195 ataques que se registraron durante el 2017, en el que se contabilizaron 277 animales muertos por ataques fallecidos.
Un incremento que será significativamente más elevado al cierre del 2019. En cualquier caso, los profesionales advierten que las cifras no se ajustan a la realidad dado que para denunciar un ataque es necesario presentar el cadáver.
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