«Cuando veáis mañana las estadísticas de covid de Castilla y León uno de los muertos ha sido mi tío Pedro. Por poner nombre a los números. Por ser conscientes y responsables de lo que está pasando. Por los demás que están en esas listas. ... Por cuidarnos y cuidar a los demás».
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Poner nombre a las cifras y sentido a las gráficas. No dejar que las estadísticas se acomoden en nuestra realidad, nuestra conciencia y nuestras rutinas. No acostumbrarnos a 18 o 20 fallecidos diarios por la pandemia como si fuera normal. Hace unos días hemos superado las 5.000 víctimas en Castilla y León, una tierra ya bastante desgarrada en conservar su capital humano.
De algunas de ellas, allegados y familiares lanzan un mensaje de recuerdo, en este tiempo en el que hay múltiples canales para hacerlo. Como el texto que encabeza este artículo y que resumía ayer en Twitter, el homenaje de Mario Tascón a su tío Pedro García Álvarez, que murió ayer en León a los 84 años después de que el coronavirus acelerara en apenas cinco días la quiebra de todas sus defensas.
La historia de Pedro, nacido en los albores de la Guerra Civil (1936), es la uno de esos hombres de la montaña leonesa que luchó montaña arriba, montaña abajo, para ayudar a sacar adelante a su familia y aportar cosas que aportaran a a la supervivencia de esos pueblos colgados en el extremo norte del mapa, casi en la 'raya' de Asturias, en los valles de Laciana o Babia.
¿Y que mejor aportación que cocinar y repartir el pan con el que se alimentaron pueblos como Caboalles (de Abajo y de Arriba), Villaseca, Villager, Sosas de Laciana, Robles de Laciana, Rabanal de Abajo,... En la Panadería García, el negocio familiar situado en Rioscuro, el joven Pedro se crió al olor y calor de los hornos donde se fabricaba el alimento básico de las cuencas.
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En línea recta con Villablino, la capital de la comarca minera, Rioscuro es un pequeño pueblo alfombrado por bosques de tejos y acebos, una de esas referencias de la cultura castreña del noroeste leonés. Un lugar siempre al que regresar y al que estaban apegados Pedro y su mujer María Ángeles Tascón.
Con los años, la vocación de pequeño empresario y seguramente la búsqueda de más facilidades de estudio para sus hijos, Jaime y Pedro, llevaron a la familia hasta la capital leonesa. Allí regentaron el hotel Reina, uno de esos hoteles familiares y cercano al eje troncal del corazón de la ciudad: Ordoño II y su continuación con la calle Ancha. Fueron 30 años al frente del negocio, lo que convirtió a Pedro y su mujer en personas muy conocidas y respetadas en la ciudad.
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García Álvarez llevaba unos días con síntomas leves. Pero la imprevisible pandemia 'aceleró' su azote sobre él la pasada semana. Tras el ingreso, uno de sus hijos pudo acompañarle la última noche. Este mediodía serán las honras fúnebres en León. Al dolor familiar, se une la dificultad de que vengan a despedirle sus familiares de Madrid. Un viaje entre dos ciudades confinadas.
De Pedro García resume su sobrino, Mario Tascón, que era «buen padre y buen leonés». Y cuando lo dice el que es el actual presidente de la Fundeu (la Fundación que vela por el buen uso del castellano) hay poco más que añadir.
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