Investigadores advierten de la carencia de extinción ante los mega incendios actuales

Expertos de todo tipo señalan que los incendios han evolucionado hasta llegar a los megos incendios, los de sexta generación. Éstos exigen ante todo una nueva forma de entender la prevención y gestión de este tipo de catástrofes. Una gestión que pasa, entre otros asuntos, por promover un paisaje natural y humano más resiliente a los efectos del cambio climático, con una cubierta forestal menos densa y recargada de combustible que la haga menos vulnerable a la propagación y virulencia de las llamas.

Para Fernando Castedo, profesor de la Escuela de Ingenierías de la Universidad de León, el problema radica en la evolución del clima y de los paisajes. «Cada vez son más frecuentes las olas de calor y las sequías de mayor duración, así como un alargamiento de la campaña de incendios. En cuanto a los paisajes, el abandono de la ganadería extensiva y de la actividad agrícola ha supuesto que muchas zonas se hayan invadido de matorral», puntualiza explicando que hay una masa continuada de vegetación con más carga de combustible, el término con el que se refieren a la vegetación.

En los mismos términos se pronuncia Miguel miembros de las brigadas forestales de la Junta. Puntualiza el bombero, quien lucha contra los incendios cada verano y ve su evolución, que estas grandes masas forestales es el verdadero caldo de cultivo para estos nuevos incendios. «Hay un gran abandono rural, zonas que antes eran de utilidad de pastos o de leña ahora no lo son por lo que aumenta la carga de combustible», puntualiza.

Pero el profesor Castedo añade otro elemento. «A esto hay que sumarle los efectos de la paradoja de la extinción: el hecho de que en las últimas décadas hayamos sido muy eficientes apagando la mayoría de los incendios de forma rápida y contundente ha originado que se acumule todavía más combustible en el monte, haciendo que los incendios que se escapan fuera de la capacidad de extinción de los dispositivos de extinción sean muy grandes y con una elevada intensidad» ha explicado el profesor quien matiza que los grandes incendios de los últimos años liberan una elevadísima cantidad de energía por unidad de tiempo y que queman una gran cantidad de hectáreas por hora.

Ante este nuevo escenario se impone un modelo que se base en una gestión forestal y del territorio adaptada a las nuevas condiciones con un trabajo en la prevención eficaz; reduciendo la carga de combustible, promoviendo los paisajes en mosaico y manteniendo unos ecosistemas forestales menos densos, más sanos y variados.

Y es que los incendios cada vez aparecen antes. Como ejemplo en este 2023 en febrero y marzo ya hubo fuegos pero también en los meses de primavera, «que son más anómalos».

Lo cierto es que aunque ha habido precipitaciones parece que no son suficientes tal y como destaca Miguel, bombero forestal de la Junta de Castilla y León quien asevera que «el suelo no ha tenido tiempo de recuperar la humedad» puesto que el mes de mayo ha sido bastante seco. Por esta razón, ambos expertos coinciden en que es posible que se den las mismas condiciones que favorezcan la aparición de mega incendios como los ocurridos el año pasado en Zamora o en Febrero.

Desde las brigadas forestales autonómicas critican cómo se aborda la campaña de incendios por parte de la Junta de Castilla y León «no ha habido mejora, solo han privatizado más el operativo sacando un concurso para la contratación y gestión de las autobombas a través de una empresa privada con siete millones de euros», puntualiza señalando que cada autobomba tiene un coste aproximado de 200.000 euros, «y con siete millones tienen siete autobombas nuevas. De manera pública sería más barato y mejor gestionado», puntualiza.