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DANI GONZÁLEZ
Quintanilla de Losada
Martes, 22 de agosto 2017
Lágrimas de impotencia y de preocupación. Caras largas mirando al monte esperando que las llamas, al fin, se apaguen y dejen que la normalidad y la tranquilidad que reina en La Cabrera retorne para no marcharse nunca más. «Es un auténtico infierno que ... no sabemos hasta cuándo va a durar», lamenta Pedro Valle, uno de los vecinos de Santa Eulalia de Cabrera.
El valle de la Cabrera, y en concreto esta localidad de Santa Eulalia, que ha sido evacuada en la mañana de este martes, son los afectados por un fuego que se inició en las cercanías de la población de Losadilla en la tarde-noche de este lunes.
El incendio que sufre el municipio de Encinedo, en la comarca leonesa de La Cabrera, declarado nivel 2 del Plan de Protección Civil ante Emergencias por Incendios Forestales de Castilla y León, Infocal, avanza hacia Truchas -donde también ha sido desalojada la localidad de Villarino- y podría alcanzar territorio de la provincia de Zamora en poco tiempo. El fuego, que oficialmente comenzó a las 20.48 horas de ayer -aunque algunos vecinos aseguran que fue antes- y que dado el lugar y la hora del origen se da casi por sentado que es intencionado, se ve avivado por fuertes rachas de viento y presenta un frente de varios kilómetros según algunas fuentes. La inmensa columna de humo que provoca es visible desde parte de la provincia; en Astorga y alrededores, se divisa por detrás del Teleno, y el humo ha recorrido los más de 70 kilómetros que separan la capital maragata del centro del fuego y cubre todo el entorno.
Y ahí radica la principal razón de la resignación de estos vecinos que, aseguran, en esta comarca «nunca se había tenido que evacuar un pueblo a causa de un incendio». «El lunes fui a hacer una ruta por el monte y volví sobre las 21:00 horas. Vimos las primeras llamas, avisamos, pero no vinieron efectivos. Entendemos que era de noche y los helicópteros no pueden operar, pero es que esta mañana, hasta las 10:45 horas, nadie ha pasado por aquí y el incendio, que por la mañana se había apagado casi solo, se ha vuelto incontrolable. Es un caso», remarca Vicente García, uno de los vecinos de Santa Eulalia a leonoticias.
Pedro y Vicente miran con desesperación al cielo, ahora teñido de rojo y gris, dejando ver la enorme herida que las llamas están dejando en la zona. Ambos, como otro medio centenar de personas fueron evacuados desde Santa Eulalia a Quintanilla de Losada. Allí han sido acogidos en el Mesón Sabugo, donde se les preta toda la atención posible.
«La mayoría es gente muy mayor, algunos con problemas para desplazarse. Lo mejor que hemos podido hacer es sacarlos del pueblo. Aquello parecía un infierno» sentencia Encarna Rodríguez, la pedánea de la localidad de Santa Eulalia.
La situación es «la más grave que nunca vimos por aquí, y todo por la tardanza que ha habido a la hora de responder a las llamadas que se hicieron para advertir lo que aquí estaba pasando. Se ha tardado mucho tiempo en actuar y la consecuencia es lo que ha ocurrido. Es una desgracia total, pero total», también remarca.
Ninguno de los vecinos sabe aún a ciencia cierta lo que ha ocurrido en su pueblo, «pero no pinta bien». La pedánea ha ido recabando información «de donde he podido» y hasta última hora de la tarde lo que cree es que «las casas se han librado de las llamas. Nos han dicho que hay animales que han muerto porque no pudieron escapar de las llamas, de verdad que lo que se está viviendo es inimaginable para quien no esté aquí. Lo único bueno es que todas las personas nos hemos podido ir sin sufrir daños pero de verdad que es terrible lo que está sucediendo».
Un último dato que multiplica la indignación en la zona. El fuego, y es un dato confirmado, fue intencionado. «Lo sucedido es tremendo. La situación es crítica. Estamos acojonados», afirma con no poca rabia el alcalde de Encinedo, José Manuel Moro.
Entre unos y otros el comentario no admite discusión, hay un enorme enfado con «la dejadez e inoperancia» de las administraciones. «Es una vergüenza. Sentimos rabia e impotencia. Más de un político debería ser destituido después de esto», afirma Ángel Álvarez, otro vecino de la localidad. «Debe haber responsabilidades políticas», añade Vicente, que sentado al lado deja ver un gesto de rabia.
Los vecinos desplazados hasta la localidad vecina -distante cuatro kilómetros de sus viviendas- son atendidos por los servicios sanitarios si lo requieren y ahora aguardan a noticias esperanzadoras mientras ven cómo las llamas siguen calcinando su singular paisaje después de haber tenido que esperar «casi 14 horas que los primeros efectivos antiincendios llegaran a la zona».
La evacuación se produjo sobre las 12:00 horas. Entonces se les advirtió que había riesgo firme y abandonaron sus casas después de que los más jóvenes del pueblo ayudaran a la Guardia Civil a convencer a los más reacios. De hecho, dos personas se quedaron al cuidado del ganado, aunque más tarde, por la peligrosidad, fueron evacuados por los miembros de la Benemérita. «Hemos tenido que convencerles de que prevalece la vida humana sobre las propiedades», señalan algunos vecinos a leonoticias, que en muchos casos ya saben que han perdido ganado y terrenos a causa del fuego.
En la zona se encuentran actuando numerosos efectivos, entre ellos tres agentes medioambientales, un técnico, dos cuadrillas terrestres, dos helicópteros más dos elif (brigadas helitransportadas), el helicóptero de coordinación HOTEL, dos Brif (Brigadas de refuerzo en incendios forestales), una autobomba, tres bulldozer, dos aviones anfibios. A ellos se han sumado un helicóptero kamov, dos aviones anfibios de mayor tamaño así como la Unidad Militar de Emergencias UME.
No había más solución que evacuar la localidad. «Teníamos el fuego a unos 25 metros de las casas, no había más solución. Era lo nunca visto. Nos han informado de que las llamas ya han pasado por el pueblo, pero solo ha afectado a la zona de la iglesia. Afortunadamente, no hay que lamentar daños en las casas de momento», asegura Vicente, que recalca que no ha habido que lamentar problemas de salud «más allá de ataques de ansiedad, nervios, estado de pánico y algún problema de respiración por el humo».
«No entendemos cómo no se ha evitado, cómo no se ha actuado antes. Ahora esto es un caos, un infierno que se podía haber evitado», critica Vicente. Este es el sentir general de Santa Eulalia de la Cabrera, que observa desde varios kilómetros como el fuego campa a sus anchas por el singular valle de La Cabrera que vive unas de las horas más complicadas.
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