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El cierre definitivo de la empresa Nord Casting en La Robla ha dejado a 95 trabajadores con varias mensualidades e indemnizaciones por cobrar.
La actividad se paralizó el pasado mes de abril, cuando la empresa notificó a sus trabajadores la «falta de material» y decidió ... detener su actividad sin adeudar los meses que estos tenían pendientes. «Antes de entrar en el último Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) ya se notaba en la fabricación que las cosas no iban bien», explica Jorge Rodríguez , uno de los trabajadores de la empresa. En un primer momento, el ERTE de los trabajadores se estableció hasta septiembre, «pero cuanto más pasaba el tiempo, sabíamos que las posibilidades se iban reduciendo», añade Jonathan García.
Este ERTE finalmente se alargó y cuyo plazo terminaba el pasado 31 de diciembre. La sorpresa se la llevaron algunos de los trabajadores cuando la delegación de Industria de Comisiones Obreras hizo público un comunicado por parte del administrador concursal por el que se dio a conocer la intención de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que daba por finalizada la actividad de forma inminente, dejando en la calle a los 95 trabajadores que estaban trabajando con ellos.
El comunicado, que se hizo de forma pública, no llegó a ser informado previamente a los trabajadores de forma individual. «Muchos de nosotros nos enteramos por el grupo que tenemos con el sindicato», explica Jaime Blas, otro de los trabajadores que ha perdido su trabajo dentro de la Nord Casting. «La empresa nos envió un correo concursal que avisaba que después del ERTE se producía por vía judicial un ERE de extinción», asegura el trabajador indicando que actualmente se encuentran bajo «servicio retribuido» por parte de la empresa.
Jorge Rodríguez , Jonathan García y Jaime Blas son algunos de los nombres que aparecen en la lista de ERTE de la empresa.Todos coinciden en un mismo pensamiento: «No teníamos esperanza».
Jorge Rodríguez
Rodríguez llevaba dos años en la empresa antes del comienzo del ERTE, que le sumó un tercer año por la cotización activa en la misma. «Es algo que se veía venir», explica el joven vecino del municipio de La Robla. «Nos dejaron a deber a todos lo mismo, dos meses de trabajo más los tóxicos con carácter retroactivo de un año», añade el trabajador afectado. Una situación a la que él mismo puso una solución inmediata: «A los meses, vi que la negociación no tenía avances y por lo tanto empecé a buscar trabajo».
Él ya ha conseguido encontrar trabajo en otra empresa del sector. El descontento por la desinformación que la empresa ha tenido con los trabajadores es generalizado y considera que «se ha echado en falta de sinceridad y transparencia», además de recordar ponerse en lo peor en el momento en el que «cabezas de altos mandos» empezaron a desaparecer de las instalaciones».
Jonathan García
Las vías alternativas no se valoraron desde el punto de vista de muchos de los asalariados de la compañía. «La empresa ha reconocido que sigue manteniendo a sus clientes, entonces no se entiende que de repente cese su actividad», explica Jonathan García.
«Tenía esperanza pero también era consciente de que las cosas ya no iban bien», remarca el trabajador que hace alusión a la «falta de material» por averías en la maquinaria que nunca se llegaron a reparar. «Ponían excusas para derivar la fabricación a otros lugares», indica García. La paralización de la actividad industrial de su planta ya se veía venir desde antes de su paralización. «El último molde que se hizo fue el martes antes de Semana Santa. El lunes cuando llegamos ya nos informaron de que no había material», indica el trabajador.
García tras conocer la noticia, pensó que se trataba de otro hecho habitual como anteriormente había ocurrido: «Pensaba que tardarían tres o cuatro días, pero fue pasando el tiempo y teníamos la fábrica barrida».Los empleados fueron perdiendo la motivación por su trabajo al ver una «empresa sin rumbo» por la falta de «altos mandos». «El propio jefe nos dijo que hiciéramos lo que queramos porque la cosa pintaba mal», añade mientras hace alusión a su nuevo puesto de trabajo.
Para la mayoría de los trabajadores, quedarse esperando una solución no era una opción. García, que llevaba trabajando en Nord Casting desde 2021, decidió buscar nuevas oportunidades porque «se veía venir». También critica esta actitud empresarial debido a la «facilidad» con la que las compañías se desentienden de sus trabajadores.«Es la segunda o tercera vez que pasa, les dan subvenciones empiezan con muchas ganas y siempre pasa lo mismo, son cosas que no entiendo», remarca.
Jaime Blas
Jaime Blas entró en el último ERTE de la empresa, que comenzó el 16 de junio de 2023. Tras dos años trabajando para la entidad, la deuda al finalizar fue la misma que para sus compañeros. «A mi me deben medio mes de abril, mayo completo y medio mes de junio. A lo que se deben sumar vacaciones y finiquito», explica el trabajador.
Según Blas hay algo muy importante que es la «transparencia» que, considera, no se ha tenido con ellos.
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