Cinco minutos de silencio en memoria de Sheila Barrero son hoy, 19 años después de su asesinato, prueba de la incansable lucha de su familia porque se haga justicia y del respeto que y cariño que les profesan en Degaña. Un pueblo que, de ... nuevo, se enmudece y contiene el aliento como hace casi dos décadas, al conocer el trágico desenlace de una de sus vecinas más jóvenes.
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Sheila tenía 22 años cuando fue asesinada de un tiro en la nuca la noche del 25 de enero de 2004. Volvía de trabajar en Villablino y nunca llegó a casa. Se cree que un coche se cruzó en su camino, en la C-733, y alguien se subió a su Peugeot 206. Según la investigación, el asesino disparó entonces «a cañón tocante» a la joven, desde el asiento trasero. Y fue uno de sus hermanos quien, a la mañana siguiente, encontró su cadáver en un área recreativa del entorno de La Collada.
«Es muy triste. Yo creía en la Justicia, confiaba en ella. Pero visto lo que vi, desde dentro, con el caso de Sheila... Eso no es Justicia. Pasaron nueve jueces por el juzgado de Cangas del Narcea, y al principio fuimos a Oviedo al Tribunal Superior de Justicia para pedir que hubiera un juez de continuo hasta que se esclareciera el asesinato de Sheila. Nos dijeron que no era posible, porque la otra parte podría entenderlo como un trato de favor», explica Julia Fernández, madre de la joven asesinada.
No hace falta, sin embargo, ser familiar directo de Sheila para sentir rabia por su caso aún sin resolver. E impotencia por la impunidad de su asesino. En Degaña no se entienden los intentos de archivar el caso y el Ayuntamiento vuelve hoy a pedir «el esclarecimiento de tan luctuoso suceso», con una concentración frente a la Casa Consistorial. «Solo podemos dar las gracias al Ayuntamiento y a la gente que se acuerda año tras año de Sheila», expresa, emocionada, su madre.
Libre de secreto de sumario desde enero de 2019, el caso se encuentra actualmente en sobreseimiento provisional desde 2020. Igualmente, la comarca no olvida el nombre del principal sospechoso: el joven con el que Sheila había tenido una relación.
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Tras el asesinato de la joven, los investigadores encontraron restos de pólvora en la mano de ese hombre, que él justificó con su afición a la caza. «Todo lleva a él. La Guardia Civil hizo lo que tenía que hacer y dio con la persona que disparó a Sheila. No es que no haya pruebas o que se quiera mandar a alguien a prisión, es que tiene que haber un juicio al que llevar esas pruebas. La Justicia se lo debe a Sheila, pero no quiere actuar», clama su madre.
El primer sobreseimiento del caso fue dictado por el juzgado de Cangas del Narcea, en octubre de 2007, por falta de pruebas. Un año después, en 2008, la Audiencia Provincial de Asturias confirmó el archivo del caso, lo que propició una recogida de firmas para su reapertura y que Julia durmiera 18 días frente a los juzgados de Oviedo.
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En 2015, el caso fue reabierto para la práctica de nuevas diligencias con tecnología avanzada. De ellas resultó un informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), que la propia delegada del Gobierno, Delia Losa, calificó como «muy concluyente». Sin embargo, la Fiscalía consideró que los resultados de ese informe científico de la UCO no eran suficientes para acusar formalmente al exnovio de la joven.
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