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La temporada se setas otoñales toca a su fin en la que ha sido «una de las mejores de los últimos años». La campaña micológica de 2024 se ha saldado en León con una temporada en la que la montaña leonesa ha producido ingentes cantidades de setas, que desde principios del mes de octubre han sido recogidas por los leoneses más fanáticos.
Ha sido buena en producción, pero no tanto en calidad. El presidente de la Asociación Micológica de León, José María Escapa, reconoce que, hablando con gente que comercializa este producto, llegan a la conclusión de que «la calidad de las setas para el consumo ha sido un poco peor». Esto se debe a que a pesar de las copiosas lluvias caídas en septiembre, que han favorecido a la cantidad de setas, han habido temperaturas altas y, junto con la humedad, han provocado que cualitativamente disminuya.
A lo largo de estos meses tanto de recogida como de consumo han destacado varios eventos por encima del resto en la provincia de León que giraban entorno a las setas. El que más impacto ha tenido ha sido la semana micológica, donde durante siete días la ciudad se llenó de eventos como show cookings o exposición de setas para poder diferenciar mejor las comestibles de las tóxicas.
La clave de la buena evaluación de la campaña está en el mes de septiembre: fue muy lluvioso y las precipitaciones cayeron cuando tenían que caer. No pasó así en los últimos años, donde ha llovido más tarde y por ende la producción tardó en salir.
Se acaba el otoño, pero no con ello finaliza la temporada de setas. Con la llegada del invierno empieza la producción micológica de esta época, más propias de los bosques de hoja perenne como pinares y encinares. «En bosques de hoja caducifolia como robledales o hayedos los árboles, al tirar las hojas, entran como en modo ahorro de energía y no aportan nada al micelio», que es la parte vegetativa del hongo y esencial para el desarrollo de las setas como tal.
De esta manera, con la llegada del frío y de las heladas hay un puñado de setas capaces de soportar las bajas temperaturas del invierno leonés. Especies como la tricholoma portentosum (Capuchina), que crece en pinares y dependiendo de su recolección «se puede alargar hasta después de Navidad» debido a su capacidad de resistir heladas por la protección del musgo y de las acículas de los pinos. También destaca la Lepista nuda (Pie azul), presente en bosques de coníferas y definida por Escapa como «buen comestible», si bien se «han descrito algunos procesos de intolerancia cuando se han consumido poco cocinada». A esas dos se suman otras como Lepista personata (Pie violeta), Pleurotus ostreatus (seta de ostra) o Hygrophorus marzuolus (Marzuelo).
Tampoco para la actividad en la asociación micológica leonesa, cuyo trabajo nunca cesa y aunque es verdad que disminuye la carga sí que realizan tareas de vital importancia: «Durante el año que no es temporada hacemos una labor más centrada en nuestros socios, que en las últimas semanas han aumentado en 10 ó 12», explica José María, que apunta cosas como «salidas al campo, charlas y diferentes talleres». Por contra, durante la campaña de recogida abren cada lunes su sede «porque la gente suele salir a recogerlas los fines de semana», de forma que la especificación de las especies se hace rápido.
Una buena temporada otoñal de setas toca a su fin, pero no lo hace así la temporada micológica en rasgos más generales. Aún quedan setas en la montaña leonesa, aunque para encontrarlas habrá que afinar el ojo y, sobre todo, ir a bosques de hoja perenne como pinares o encinares.
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