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ICAL
Viernes, 2 de agosto 2019, 14:04
El Fondo para la protección de los animales salvajes (Fapas) renovará el equipo fotográfico con el que estudia la vida en libertad del oso pardo en los entornos de la Cordillera Cantábrica. Se trata de 115 cámaras de alta tecnología que permiten obtener imágenes de gran calidad y realizan disparos automáticos con gran rapidez, lo que garantiza que todo lo que pasa por delante del objetivo queda fotografiado.
Durante más de veinte años, la asociación conservacionista viene utilizando esta metodología de investigación científica de manera ininterrumpida. Las viejas cámaras que obligaban a revelar cada uno de los carretes fotográficos, han dado paso en la actualidad a cámaras de grandes prestaciones, que hace fotografías a alta resolución tanto de día o noche, envían las imágenes vía SMS o trabajan en equipo simultáneamente.
En ese sentido, el objetivo de estos dispositivos pasa por conocer mejor la biología de esta especie aún catalogada como en peligro de extinción, cuáles son sus preferencias alimenticias y cómo se mueve para garantizar la supervivencia del mamífero terrestre más grande que habita en España. Al respecto, el seguimiento del oso con cámaras ha permitido conocer aspectos de la alimentación del oso poco conocidos, como la explotación de las carroñas.
Los animales muertos en la naturaleza son una fuente de alimentación muy importante para el oso. Si encuentra carroñas en el invierno y en primavera hay fruta suficiente, el oso pasa desapercibido en la montaña y apenas genera problemas. Si no encuentra carroñas en invierno, en primavera busca alternativas proteínicas en las colmenas con el consiguiente enfado de los apicultores. Sin embargo, apuntaron fuentes de Fapas, «la culpa no es directamente del oso sino de la retirada de carroñas que las administraciones impusieron de manera drástica sin tener en cuenta su importancia para la alimentación de la fauna salvaje».
En la misma línea, la invasión de matorral en las praderías de montaña limita la presencia del arándano silvestre, un fruto que los osos buscan intensamente en cuanto llega el verano. Limpiar el monte cubierto con matorral utilizando el fuego, una costumbre que parece haberse puesto de moda en la Cordillera Cantábrica, elimina miles de hectáreas de terrenos que producen alimento a los osos, obligándolos a buscar alternativas que en ocasiones implica la presencia de osos cerca de entornos humanos.
Además, Fapas advirtió de la proliferación de basureros ilegales en zonas de montaña y subrayó que estos puntos pueden atraer a la fauna salvaje en busca de comida. Comer en la basura puede generar un cambio en el comportamiento de los osos, habituándolos a hacer recorridos donde puedan obtener alimento con facilidad, como los contenedores de las localidades rurales de montaña. Por ello, la entidad llevará a cabo un estudio de investigación mediante el seguimiento fotográfico de alguno de esos basureros ilegales localizados en zonas oseras.
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