P. SUÁREZ
Gijón
Martes, 4 de junio 2019, 10:50
«Esto es una agonía. Necesitamos que se acabe de una vez por todas. Las pruebas que se han presentado no dan lugar a la duda». La familia de Sheila Barrero, apenas tiene espacio para el optimismo, aunque, quince años después del asesinato, ... mantiene la esperanza en que las nuevas pruebas aportadas al juzgado terminen por cerrar un caso que, consideran, «está ya muy claro». «La fibra de la chaqueta, las muestras de las manos... Las pruebas están hablando. Son resultados irrefutables y concluyentes», insiste Mónica Barrero, hermana de la víctima.
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«No es cuestión de residuos. Ya no. Ahora estamos hablando de partículas analizadas con medios muy eficaces», asegura Mónica Barrero, que también guarda mucha confianza en las declaraciones que han logrado obtener en los últimos meses. «La gente ha perdido el miedo a hablar. Ya no se esconden y corroboran cosas que antes negaban», asegura respecto a testimonios que acreditarían que el señalado no habría pasado la noche de los hechos junto a sus padres, tal y como afirmó en un primer interrogatorio.
Lo que no esconde la familia es una cierta disconformidad con la forma de proceder de la Fiscalía en todo lo que rodea a este caso. «No han asistido a las declaraciones de los expertos, ni a las videoconferencias de los peritos... Teniendo en cuenta que se están aportando nuevas pruebas de un asesinato, creo que lo lógico es presentarse», critica Barrero, quien repite constantemente que su familia «no puede esperar más» para esclarecer la muerte de Sheila.
Su familia, amigos y vecinos no han parado de exigir, a lo largo de los últimos quince años, que su muerte no quede impune. «El asesinato de Sheila fue un hecho que marcó al concejo de Degaña. Nos estremece el recuerdo de aquel fatídico día en que se producía tan lamentable suceso. El dolor que se produjo entonces, continúa a medida que pasan los años sin que haya sido posible resolver el crimen que puso fin a la vida de nuestra vecina», expresaba el alcalde, José María Álvarez Rosón, durante el último Pleno en recuerdo de la joven.
De hecho, cada 25 de enero es día de luto oficial en Degaña. Lo es desde el acuerdo plenario adoptado el 1 de febrero de 2007 y lo será hasta que se resuelva el caso. Desde 2004, la Corporación celebra un Pleno extraordinario pidiendo que «por fin se haga justicia». «Para este fin es necesario que lo más pronto posible se produzca el esclarecimiento de los hechos y, por consiguiente, la detención del culpable o culpables del asesinato de Sheila, sobre quienes debe aplicarse todo el peso de la ley», tal y como se recoge en una declaración institucional aprobada por unanimidad en el Pleno y de la que se dio traslado al presidente del Gobierno, al Ministerio de Justicia, a la Delegación del Gobierno en Asturias y a la presidencia del Principado.
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«Cuando parece que ves algo de luz, hay otro bache y esto parece que no tiene fin», lamenta Mónica Barrero, en alusión, también, a los cambios de titular en el juzgado cangués responsable del caso. A pesar de todo, la familia nunca llegó a perder la esperanza: «Cuando ves el caso de Eva Blanco, la joven cuyo asesinato se resolvió 18 años después gracias a las nuevas técnicas de investigación, se te abre la esperanza», afirmaban hace un año.
Ahora, con este nuevo informe, parece que empiezan a ver la luz al final del túnel. Lo hacen de forma reservada, sin lugar para un optimismo que no será pleno hasta el día en que consigan cerrar un asesinato que les privó hace quince años de una hija y una hermana por la que pelean cada día.
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