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marta fdez. vallejo
Lunes, 11 de junio 2018, 10:39
La mujer vizcaína fallecida el sábado en los Picos de Europa tenía la ilusión desde hacía mucho tiempo de hacer la ruta del Cares. Lourdes Arrazuria, de 64 años, que no era una habitual de la montaña, decidió sumarse a la salida que había organizado el grupo alpino Gallarraga de Sodupe por el parque nacional. «Vino con un matrimonio del club que son amigos de ella. Es una ruta que no tiene una dificultad especial», explicaba ayer muy afectado su presidente, Txutxi Mugerza, que acompañaba a la expedición.
Pero el destino convirtió la ilusión de esta vizcaína «vital, alegre y activa» en tragedia a medio camino de este sendero de roca entre Caín y Poncebos. «Fue mala suerte. Se tropezó con el bastón y cayó al vacío», resume el presidente.
El club montañero de Sodupe organiza excursiones cada quince días. «Es frecuente que los socios traigan a gente de fuera, nuestras salidas son ya más senderismo que montaña, no corremos riesgos», añadió el portavoz del club. El grupo vizcaíno que emprendió la ruta el sábado lo formaban 38 personas, de 30 años a más de 60, aunque también había alguna pareja con menores, todos ellos vecinos del barrio de Sodupe y otros puntos de Güeñes y alrededores. Habían llegado en autobuses y se iban a alojar en un hotel de la zona porque el domingo tenían programada otra salida.
La expedición llegó a Caín el sábado por la mañana y tenía previsto completar todo el tramo de doce kilómetros hasta Poncebos. Cuando había recorrido los primeros cuatro kilómetros, siete de los excursionistas regresaron con el presidente del club, que no podía completar la ruta por problemas físicos. Este grupo solo había acudido con intención de disfrutar de la belleza de la zona.
El resto continuó con el paseo y cuando se encontraba a la mitad del trayecto ocurrió el accidente, poco antes de las cuatro de la tarde. «La mujer caminaba junto a sus amigos por un tramo ancho, de más de dos metros, cuando se le cruzó el bastón entre las piernas y cayó al vacío. La amiga trató de agarrarla pero no lo consiguió. Si la hubiese cogido, la víctima era de complexión fuerte, con toda probabilidad también habría caído ella».
Los integrantes de la excursión contemplaron aterrados lo que sucedía. «Cayó unos cuarenta metros, se golpeó en varias ocasiones contra la pared hasta quedar tendida en un saliente. Murió en el acto», relata Mugerza. La pareja que la acompañaba estaba «está destrozada», comentaba. Mugerza resaltó que la actuación de la Guardia Civil de Montaña y de los Bomberos fue «rápida e impresionante». Un médico y un bombero rescatador bajaron hasta donde se encontraba el cadáver y lo aseguraron para que no continuara cayendo.
La fallecida era muy querida en Zaramillo, un pueblo de unos mil habitantes conmocionado por la trágica muerte de Lourdes. El accidente centraba todas las conversaciones en la calle y los bares. «Es de Zaldu, un barrio cercano y vino aquí cuando se casó. Se quedó viuda muy joven y con dos niños pequeños. Era una mujer muy activa, alegre y muy querida. Ella organizaba excursiones y viajes por el País Vasco, España y Europa. Expertos en montañismo, por otra parte, proponían ayer recuperar la figura del vigilante medioambiental, labor que antaño realizaran las secciones 'verdes' de Cruz Roja o Protección Civil. Serían una especie de educadores, que advertirían de los riesgos a pie de senda o ruta. En Asturias hay unos trescientos desfiladeros, de ahí, añadían, la imposibilidad de colocar barandillas en todos ellos.
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