Un grupo de viajeros espera a subir al tren Alvia, que cubre la línea Gijón-Madrid. José Simal

La empresa privada muestra su interés por operar la línea de tren Gijón-Madrid

Adif espolea la entrada de inversores para captar más fondos mientras que Renfe teme perder el margen que le permite ofrecer la ruta asturiana

r. muñíz

León

Sábado, 14 de marzo 2020, 09:27

El transporte de viajeros por ferrocarril ha sido un coto para la empresa pública, algo que está a punto de terminar y amenaza con cambiarlo todo, incluido el servicio León-Madrid desde Gijón. Renfe y Adif, las dos empresas públicas que han controlado el ... sector, se preparan para una liberalización que les obliga a reinventarse.

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El proceso lo está espoleando Adif, la compañía al cargo de las obras de la variante de Pajares y el resto de trabajos que amplían y mantienen la red. Su punto débil es que los presupuestos públicos no bastaban para sufragar los trabajos que han expandido la red de alta velocidad por el país; acudió a créditos y hoy acumula una deuda de 16.000 millones. «Tenemos que hacer una gestión responsable de ello», indicó su presidenta, Isabel Pardo de Vera, en su última visita a la región. «No estamos dando el servicio que deberíamos dar al ciudadano para la infraestructura que tenemos», agregó.

Adif cree que su red está infrautilizada. De ahí que haya espoleado el proceso de liberalización, defendiendo que la entrada de operadores privados multiplicará las frecuencias y los clientes. De paso, claro, también le reportaría más ingresos, pues cobra un canon por kilómetro de vía recorrido por cada tren.

España mantiene un precio bajo en comparación con el resto del continente. Se mantuvo así para no cargar los costes de Renfe, pero la Comisión Nacional de la Competencia lleva tiempo instando a aproximar los precios al resto de la UE, lo que mejoraría la solvencia financiera de Adif.

Todo confluye así para que la empresa que dirige Pardo de Vera impulse la liberalización. De momento sacó a concurso las posibilidades de operar en los corredores Madrid-Barcelona-Frontera Francesa, Madrid-Levante y Madrid-Sur. En noviembre adjudicó las licencias a la operadora pública SNCF y al consorcio Ilsa-Trenitalia, que se espera estrenen sus trenes el próximo diciembre.

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Adif calcula que los competidores de Renfe incrementarán un 65% las frecuencias que ahora encuentran los ciudadanos en esos corredores y que encontrarán billetes más económicos. «Está siendo un éxito el proceso de liberalización y hay también interés por la zona norte», desveló Pardo de Vera, en su participación en el Fórum EL COMERCIO.

Certificados a 17 empresas

Fuentes de su empresa confirman que ese interés se ha mostrado también por la línea Gijón-Madrid. Cabe recordar que la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria tiene en estos momentos extendidos certificados de seguridad a 17 empresas que les permiten entrar en el transporte de viajeros.

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El listado incluye a la asturiana Alsa, que lleva tiempo dispuesta a trasladar al mercado ferroviario su experiencia en la carretera.

En Renfe la liberalización causa menos optimismo. El Gobierno empezó a prepararla al imponer la autosuficiencia financiera de los servicios de largo recorrido. En la práctica eso ha supuesto que las líneas en las que más beneficio obtenía, como Madrid-Barcelona, le propiciaban recursos con las que sostenía sus servicios más deficitarios. Hay temor a ver reducida su tarta de ingresos, lo que le forzaría a reducir sus presencia donde menos rentable le resulta.

¿Cómo afectarán esos cambios en el tablero al corredor Asturias-Madrid? Está por ver. El Alvia sigue mejorando su captación de viajeros en la región y su resultado económico se considera cercano al equilibrio con su actual cartelera de cuatro servicios por sentido en los días laborables.

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Sin embargo se trata de una ruta llamada a ver mejorada sus prestaciones. Con la finalización del 'fondo de saco' de León este año, el tiempo de viaje se reducirá en unos 25 minutos; con la variante, previsiblemente en 2022, se arañarían otros 45 minutos.

Son condiciones que permitirán al tren competir directamente con el avión, lo que supone el acceso a un mercado potencial. Las aerolíneas despacharon 548.500 billetes con la capital el año pasado, lo que duplica los títulos del Alvia Gijón-Madrid.

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