«Dos minutos más y no salen vivos»: los vecinos de Chozas relatan una noche de «terror»

El incendio que la noche de este jueves 19 de junio devoró por completo una vivienda en Chozas de Arriba, perteneciente al municipio de Chozas de Abajo, ha dejado un fuerte impacto entre sus vecinos.

La rápida propagación de las llamas, que afectaron la vivienda donde residían una pareja y su bebé, desató una movilización vecinal que, junto a la intervención de los bomberos, evitó una tragedia.

Aunque solo se registraron daños materiales, los vecinos no ocultan el miedo vivido durante la noche. «Dos minutos más y no salen vivos ni ellos ni la bebé», aseguran.

Manuel García Fierro, vecino de la localidad, fue uno de los primeros en llegar. «Nosotros notamos un fuerte olor a humo en casa, y al salir vimos todo el fuego», explica.

«Había muchísima gente, cada uno como podía, con mangueras… se hizo lo que se pudo. La unión del pueblo fue increíble, parecía una romería, había incluso vecinos de pueblos cercanos», añade.

Desde su vivienda, a varias casas de distancia, las llamas eran claramente visibles. «Si hubiera soplado un poco de viento, habría ardido toda la manzana», lamenta. «Nos quedamos hasta las tres de la mañana».

José Antonio Hidalgo, otro de los vecinos, recuerda que todo comenzó hacia las diez y media de la noche. «Estaba en el bar cuando comentaron que había humo en el pueblo. Al llegar, estaba todo ardiendo», cuenta. «Las llamas se veían desde leguas. Fue muy tenso. Mi casa ya se quemó hace unos años y todavía sigo nervioso».

Destaca también la solidaridad mostrada por todos. «Nos volcamos a ayudar. Y los bomberos actuaron rápido, pero esto ha sido muy gordo. Dijeron que habría humo durante tres días. El techo cayó sobre dos bomberos, que tuvieron que ser atendidos», señala.

Dionisio Díaz Fernández también presenció los hechos desde el primer momento. «Estábamos viendo la televisión cuando mi mujer dijo: 'Mucho humo hay'. Al mirar por la ventana, vimos una llamarada que metía miedo», recuerda. «Si hubiera hecho viento, habría ardido todo lo que llevamos construyendo durante años».

Él mismo se sumó a las tareas para intentar contener el fuego. «Con la manguera, por detrás de la casa, echábamos agua hasta donde se podía. La uralita reventaba y parecía que caían balas. Todavía hoy sigue saliendo humo y nos han dicho que durará días».

«Menos mal que se salvó la pareja y la niña», subrayan. Pero el nerviosismo aún es palpable en el ambiente de la localidad. Entre los vecinos no existe otro tipo de conversación. Coches que frenan al pasar por la casa, un olor denso a humo que se añade en la ropa de cada viandante que pasa por el lugar, residuos en las calles que son el resto de una noche que, nadie desearía haber vivido.

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