Cierre Residencia de Corbillos

«No se controlaba la toma de pastillas ni los horarios de comidas»

Algunas de las trabajadoras del centro, confiesan a este medio «tener miedo por posibles represalias». La situación, que lleva años siendo «límite», ha generado que extrabajadoras del centro y familiares se unan para hacer pública la denuncia que afectó durante años a decenas de familias.

«No había pautas de trabajo, teníamos una lista, pero no se hacía un seguimiento», relata una de las auxiliares del centro que hace alusión a « turnos de doce horas sin apenas tiempo para comer». «No se hacen las cosas por protocolos como en otros sitios, sino por lo que decía la gerente», asegura la afectada.

Las denuncias por parte de las familias sobre esta situación es algo que «no les sorprende» y que «se debían de haber tomado medidas mucho antes» explican las trabajadoras que dejaron el centro meses antes de que fuera ordenado su cierre.

«Una señora se cayó al suelo, estaba sangrando por la nariz, pero no me dejaron llamar a la ambulancia, me dijeron que podíamos curarla en el centro», explica la afectada que confiesa a este medio que «muchas de las personas contratadas no estaban preparadas para algunos niveles de curas que eran necesarios».

«Los cambios de pañal muchas veces no se hacían», indica la extrabajadora del centro, dato que las familias ya han podido denunciar ante un procedimiento que sigue abierto. «Entre comidas les daban zumo, galletas o gelatinas pero había mucha diferencia entre comidas porque había que levantar a la mayoría de los ancianos para que pudiesen comer», indica la trabajadora que explica el «problema» que genera tener muchos mayores dependientes ante «una falta de personal total».

«El centro era un campo de minas, había basuras en el patio, objetos rotos e incluso había caídas generadas por resbalones», explica la extrabajadora que denuncia haber presenciado varias situaciones de «tensión» y «desesperación» ante la falta de medidas.

La falta de órden, de cuidados y de organización del centro no eran lo «peor» que vivían los residentes en estas instalaciones según declaran las extrabajadoras. «Había pastillas por el suelo muchas veces, no controlaban la toma de la medicación», añade una de las afectadas por esta situación que remarca la importancia de «tomar la medicación para enfermedades agudas que no se estaban tratando». «Las trabajadoras nos negábamos a hacer determinadas curas porque éramos auxiliares de enfermería y no teníamos formación para tratar algunas úlceras», indica la ex empleada de la residencia de Corbillos. Pero esta situación no solo se vivía dentro del centro.

Una de las enfermeras que acudió para atender a los mayores de esta residencia asegura que «te tenían fuera esperando mucho tiempo porque no les convenía que viéramos lo que había dentro». La trabajadora sanitaria, que quiere mantener su anonimato, explica que «entregaban a los pacientes en condiciones pésimas». Cuando el comunicado del cierre de la residencia se hizo público, la trabajadora del hospital y sus compañeros aseguran «no haberse sorprendido» ya que «mucho estaban tardando».