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A los pocos metros de entrar en la localidad de Ciñera, un gran mural donde el color amarillo destaca sobre los demás y que refleja a un niño da la bienvenida a los visitantes a este pueblo.
Muchos, la gran mayoría, llegan a Ciñera para visitar el Faedo y realizar esta ruta, una de las más conocidas en la provincia. Pero cada vez más llegan para disfrutar en vivo de los distintos murales que 'colorean' la ciudad.
Y es que la pintura, el arte urbano, ya es uno de los grandes reclamos de Ciñera, donde casi una decena de obras dan esa vida que tanto reclamaba una localidad que, con el cierre de la minería, ha entrado en una incuestionable cuesta abajo donde la vistosidad y el colorido intentan cambiar el ánimo de sus gentes.
El gran precursor de estos murales, autor de prácticamente todos los existentes en Ciñera, es un artista local, Sergio Canga, que reconoce que empezó por diversión, por hobby, en la puerta del garaje de su casa y en su vivienda y acabó llevando sus obras a distintas partes de la localidad.
Las canchas polideportivas, el parque, el colegio o el inicio de la ruta a El Faedo son algunos de los emplazamientos de estos murales que, empezaron por diversión y «reunirme con amigos de otras ciudades y provincias para hacer lo que nos gustaba» a ser su profesión.
Porque lo que comenzó como una forma de expresar su manera de entender el arte ha acabado derivando en encargos profesionales de distintos vecinos de la localidad y la comarca para dar 'vida' a sus paredes.
Con distintos motivos, como el campo, la educación, la fauna o el amor eterno, sus pinturas han ido más allá. El mural dedicado a Sinesio y Socorro y sus 80 años de matrimonio se hizo viral, poniendo a Ciñera en el mapa de las redes, pero también otro mural, en el parque de la localidad, tuvo otro cariz, el solidario, al formar parte de una iniciativa altruista para la lucha contra el cáncer infantil en el Hospital San Joan de Deu de Barcelona. «Ha sido el más especial y el que más repercusión ha tenido», reconoce Esecé a leonoticias.
Esta iniciativa gusta al pueblo, «la gente está encantada» y cada vez son más los visitantes «que vienen a Ciñera a ver los murales y ya se quedan en los bares o restaurantes» en una acción en la que cuenta con colaboradores, la última de ellos Raquel Moledo, a la que conoció en un concurso en La Robla donde Esecé le cedió su pared.
«Se conoce mucho La Bañeza, pero en la parte norte de la provincia, tanto en La Robla como en Ciñera, se está expandiendo y la gente está encantada», señala Moledo, que se topó con el arte urbano casi por casualidad: «Michele Caradonna, un profesor que tuve en Italia, me enseñó muchísimo. Me gustaba pintar, pero no tenía muchos conocimientos y gracias a él me he lanzado a este mundo».
La cabeza de Esecé sigue pensando, sigue maquinando a qué pared dar vida, pero ya tiene un nuevo proyecto: un homenaje a la minería – que ya ha ejecutado en la vecina localidad de Santa Lucía de Gordón - . Ahora empieza la búsqueda de un emplazamiento y los bocetos para sumar una nueva obra de arte urbano a Ciñera.
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