«Se cebó conmigo, caí al suelo y ahí empezó a cornearme»

Demesio y dos de sus compañeros subieron a por el ejemplar. «Me separé porque creí haber encontrado una zona más accesible, y subí más rápido que el resto», recuerda Rodríguez. «Pero no contaba con encontrármelo de frente», añade el cazador que cuenta con varias fracturas en todo su cuerpo. «Cuando nos cruzamos, el jabalí se ensañó conmigo, no me dio tiempo a nada», asegura al recordar el momento del encuentro con el ejemplar de más de 80 kilogramos.

«Solo recuerdo agarrarlo por la cabeza y levantarlo para que no me corneara por todo el cuerpo. Caí al suelo y me corneó hasta que conseguí meterle la mano en la boca y sujetarle la cabeza», relata al explicar el suceso. «No podía sujetarlo, me pegó un cabezazo y caí al suelo, ahí me corneó hasta llevarme a la maleza», indica añadiendo que el animal «se cebó conmigo».

Tras el ataque, el jabalí, que ya contaba con una herida en el intestino tras un impacto de bala realizado por su compañero, huyó. Demesio pidió ayuda por la emisora «intenté pedir ayuda mientras me estaba atacando, pero nadie me escuchaba, llovía mucho y el reguero que estaba al lado hacía que fuese imposible que alguien escuchase mis gritos», relata el cazador. A pocos metros del lugar del ataque, el animal fue abatido por otro de sus compañeros.

«Mis compañeros vinieron en seguida cuando les pedí ayuda por la emisora, llamamos al 112, pero el helicóptero ya no podía acudir por la baja visibilidad de la zona», puntualiza al describir el lugar como «poco accesible y de compleja vegetación».

Sus compañeros siguieron las indicaciones del Servicio de Emergencias 112, taponando sus heridas y cargando con él hasta llegar a un punto donde pudiese acceder uno de los vehículos del resto de cazadores. «Cuando llegamos al coche, los bomberos ya estaban allí, pero decidimos bajar en el vehículo», explica. Demesio se trasladó en el coche hasta que su vehículo se cruzó en la carretera con la Unidad Móvil de Emergencias desplazada desde el Centro de Salud de La Magdalena.

Un suceso que ha quedado en un gran susto para el cazador, que cuenta con la rotura del dedo pulgar en la mano izquierda, colmilladas que han generado varios puntos en la mano derecha y cortes en ambas piernas, alguno de ellos de gran profundidad.