Tubería que desagua las filtraciones de la variante a un ritmo de 280 litros por segundo. JC Román
Un año de su inauguración

La cara B de la variante de Pajares: «El Bernesga se va a quedar seco»

Los pueblos afectados por la desaparición de los acuíferos preparan un requerimiento ante el Ministerio para la Transición Ecológica como paso previo a acudir a la vía judicial

Jueves, 28 de noviembre 2024, 08:12

Se cumple un año de la inauguración de una de las principales obras de ingeniería del país. La variante de Pajares permitía salvar la rampa ferroviaria y el recorrido por la montaña para conectar León con Asturias en vía recta.

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Fueron décadas de trabajos y ajustes para levantar una infraestructura que beneficia a muchos y que dejó una herida aún abierta para los pueblos de la montaña leonesa. Las filtraciones de agua a los túneles acabaron por secar los acuíferos del lado sur de la Cordillera Cantábrica y el agua de León se redirige ahora a un sumidero que desemboca en ríos asturianos.

En estos 365 días desde la puesta en marcha de la variante, 11.000 millones de litros de agua que pertenecían a la subcuenca del Bernesga han desaparecido, una cantidad que consume anualmente una población como Oviedo. A un ritmo de 280 litros por segundo, el daño ambiental sin reparar sigue abierto. El agua cae por la parte baja del túnel y encauza hacia la depuradora de salida de los túneles acabando en el río Huerna de la vertiente asturiana.

Los pueblos de la Montaña Central se mantienen en pie de guerra para recuperar el agua que les pertenecía. Traídas a 10 kilómetros, campos de regadío reconvertidos en secano y desabastecimiento de la población son la cara B que la variante de Pajares ha dejado en la provincia. «Dentro de unos años, el Bernesga se va a quedar seco y tendremos problemas de restricción de agua», advierte el abogado de la Lacerta -asociación cultural, ecologista y recreativa de la Tercia y Arribas- y la Federación Leonesa de Entidades Locales Menores, Carlos González Antón. «Este agua corresponde a todos los usuarios, desde Oporto hasta el Páramo», explica en referencia al convenio de Albufeira, reclamando que los acuíferos vuelvan a nutrir la provincia y permanezca embalsada en Casares para regar el valle. «Como pillemos tres años de sequía, la Montaña Central y León pueden quedarse sin abastecimiento». Todo por una obra mal hecha que están soportando los ganaderos y agricultores de Villamanín. «En León acabaremos duchándonos con gaseosa».

Una reunión este pasado verano en Villamanín ha servido para un paso más en esta lucha. González Antón cerrará un requerimiento previo para la ejecución de la modificación de la Declaración de Impacto Ambiental de 2023, con la que el Ministerio para la Transición Ecológica exigía a Adif reparar el daño, y con la que aún no se ha hecho nada. «Ni el Ministerio, ni Adif, ni la Junta, ni Confederación Hidrográfica del Duero han abordado las obligaciones que impone», insisten. Tampoco se ha creado la comisión de seguimiento que se reclamaba y se ha trabajado «de espaldas» a lo que dice la resolución. El requerimiento de ejecución será el paso previo a acudir a la vía judicial. «Pedimos algo que nos han dado en papel y queremos que se ejecute». Una vez se remita esta queja, en un mes podrán ir al Contencioso. «El escrito exigirá hacer todo eso y recuperar integralmente la zona».

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Desde las Entidades Locales Menores no van a renunciar al bombeo de agua. Una solución a la que el presidente de la Diputación de León se refirió como «peregrina» ante la estupefacción de la Federación. «Se lo debió de dictar Óscar Puente -ministro de Transportes del que depende Adif-. La modificación de la DIA dice que el agua hay que bombearla salvo que fuera inviable desde un punto de vista medioambiental, pero no económico. Hay que solucionarlo».

La batalla seguirá hasta que se cumpla con lo planteado en el Ministerio con un proyecto de recuperación integral en la zona que se ha llegado a estimar en 20 millones de euros. «Es una inversión para la provincia de León. No es una deuda histórica, es contemporánea; y una obligación del BOE de 15 de mayo de 2023», insisten desde el colectivo donde recuerdan que los 19 pueblos de Villamanín tienen una densidad de población de 5,44 habitantes, por debajo de los 7,2 de las zonas más despobladas del país que reciben ayudas. Ahora, esta «Laponia española» sufre la falta de inversión «porque no hay garantía ni e tener agua» y pone el foco en los proyectos industriales de La Robla, por donde pasa el Bernesga, que requiere de una seguridad hídrica» de la que hoy se duda.

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