Zona donde apareció el trabajador sepultado por la nieve. Jesús manuel pardo

Fin a un mes de búsqueda angustiosa entre nieve

El cuerpo de Virgilio García, sepultado por un alud, fue hallado este sábado cerca de la cabina de su quitanieves, a cinco metros de profundidad

alejandro fuente

Domingo, 31 de enero 2021, 10:33

Pasaban las once de la mañana de ayer cuando se deba la voz de alarma. Los efectivos que participaban en la búsqueda del trabajador del servicio regional de Carreteras, desaparecido desde el día de Año Nuevo, habían encontrado el cuerpo de Virgilio García. Primero se ... avistó una bota y se prosiguió paleando la nieve hasta comprobar que era él. Enseguida se movilizó la siguiente fase del operativo. Mediante una operación de grúa, que ejecutó el Grupo de Rescate de Bomberos, a bordo del helicóptero medicalizado, se procedió al traslado del fallecido hasta la carretera. Ahí ya se hizo cargo la Guardia Civil, responsable del levantamiento del cadáver. Fue trasladado vía aérea hasta La Morgal y, posteriormente, hasta el Instituto de Medicina Legal en Oviedo, donde se le practicó la autopsia. Falleció por asfixia.

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Se ponía, de este modo, fin a treinta días de labores de rastreo desde que un alud de grandes dimensiones se tragara una máquina quitanieves y sus dos operarios en el puerto de San Isidro, cerca del mirador de Zuvillaga. César Fernández fue encontrado el mismo día 1, por la noche, al lado de la carretera (la AS-253). Virgilio estaba en uno de los neveros bajo cinco metros de nieve; los efectivos de Bomberos de Asturias y los agentes del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (Greim) centraban sus labores de búsqueda en esa zona, cerca de la cabina de la fresadora, que fue hallada esta misma semana. Se denomina sector dos, un punto intermedio desde la calzada y la base de la canal. El cuerpo estaba a unos sesenta metros en ascenso de la pieza, muy cerca ya de una cascada de agua nacida por el deshielo. Los rescatadores realizaban sondeos y los perros rastreaban en esos puntos.

La zona con más posibilidades

El teniente Pablo Villabrille, jefe del Greim, detallaba -en el propio puerto de San Isidro, todavía con el equipo- que esa era la zona en la que más posibilidades había de que hubiera quedado el cuerpo tras el alud. «Los perros marcaron un positivo y se realizaron pequeños agujeros con las sondas, a modo de chimeneas, para tener más clara esa pista». El agua canalizada también ayudó, ya que se utilizó para ir desgastando la gran capa de nieve, que se calcula podría ser superior a los diez metros. «Fue al finalizar ese sondeo cuando ya apareció el cuerpo», añadía.

«El sector dos era el más importante para nosotros», declaraba el jefe supervisor de Bomberos de Asturias, Eduardo Rubio. El puesto de mando avanzado se había trasladado ya cerca de la zona cero, donde se produjo el alud y donde todavía hay una montaña de nieve entremezclada con barro, piedras, maderas y acero de las vallas protectoras. «En esta área es donde habían aparecido varias piezas de la quitanieves y la cabina». No obstante, los trabajos también se centraron en el denominado sector tres, en la base de la canal, donde hay un segundo nevero y al que se accedía por una senda de barro abierta con la ayuda de máquinas.

«Trabajo cumplido», manifestaba el jefe del Greim. Y es que, recordaba, han sido semanas de trabajo muy duro en condiciones extremas. «Las primeras semanas contábamos con el riesgo de nuevos aludes sobre los equipos de rescate, lo que nos hizo ser cautos a la hora de buscar con medios personales». Fueron numerosas las avalanchas, en la primera semana de mes, que se seguían produciendo en la zona y que hacía inviable un rastreo minucioso sobre el terreno.

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«Sabíamos que este era un trabajo de día a día; hemos estado treinta jornadas en la zona con diferentes medios y, hoy -por ayer- todo este esfuerzo, que ha sido enorme por parte de todo el operativo, ha dado sus frutos», afirmaba Eduardo Rubio. Y es que se han coordinado medios personales con materiales inéditos; a la semana de producirse el alud y, ante la imposibilidad de llegar a la zona, se trajo, desde Letonia, un georradar especializado en el rescate en avalanchas de nieve. Fue acoplado a un dron que pudo echar el vuelo una vez se pudo acceder al puerto desde la vertiente leonesa.

Las primeras horas

La noticia más trágica empezó a correr pasadas las tres y media de la tarde del día de Año Nuevo. Nevaba de forma copiosa y se habían producido ya algunos aludes que cortaron la carretera. Acudieron a despejarla con la fresadora. Fue bajando cuando se produjo la gran avalancha; la máquina iba abriendo paso a un pequeño convoy pero dio la vuelta para ayudar al conductor de una furgoneta que quedó atrapado en la nieve.

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Los dos trabajadores salieron de la quitanieves para desatacar la chimenea. En ese momento ocurrió el desastre. La fuerza del manto desplazándose arrastró a todo lo que encontró en su camino.

Dos familias (una de ellas con una niña de corta edad) en sendos turismos quedaron atrapados bajo las viseras antialudes. El conductor de la furgoneta, medio atrapado, fue rescatado por los hermanos Cordero, quienes regentan un establecimiento hostelero en La Raya. Los efectivos del operativo de rescate tardaron en llegar; solo podían hacerlo a pie bajo una intensa nevada. A las once y media de la boche se encontró el cuerpo sin vida de César.

Se cumplían así los peores presagios de vecinos y usuarios de la carretera que llevan años alertando del riesgo. Y ocurrió «donde siempre», en una curva desprotegida, por donde baja la nieve acumulada en casi mil metros de canal. Ahora señalan que es hora de dar una solución para evitar más desgracias.

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