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La Guardia Civil también participa en la búsqueda de este oso. Carolina Santos

Buscan en Laciana al oso que atacó a una mujer en Asturias

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas y responsable de la UMIB (Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad) del CSIC y la Universidad de Oviedse se encuentra instalando y comprobando cámaras de vigilancia de la fauna en el entorno rural de Villablino

O. VILLA

Asturias | Laciana

Martes, 1 de junio 2021, 12:28

«Hay que usar bolas de caucho o descargas con los ejemplares jóvenes de oso pardo, que no nos ven como un peligro a los humanos y a los que, además, los ejemplares adultos les echan del bosque. Esos son los que hay que disuadir ... de acercarse a las personas y a los entornos habitados, porque están en trance de habituarse». Así se expresa el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, tras el incidente del pasado domingo. Aún quedan por precisar detalles como la edad y el sexo del oso causante del grave percance, pero Palomero no pierde la oportunidad de subrayar que «estamos en una naturaleza muy completa, en la que puede ocurrir de todo, un encuentro con un oso, o con una jabalina con crías... son incidentes difíciles de evitar».

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Tampoco es que los osos pardos sean una especie en exceso peligrosa para el ser humano. «Si se sienten seguros, se quedan quietos en el encame o donde estén cuando notan presencia humana», explica Palomero, que recuerda que los ocho casos anteriores registrados de ataques en la cordillera Cantábrica y el Pirineo en los últimos 20 años «coinciden con encuentros súbitos con ejemplares» y se resolvieron, en cinco de los casos, con heridas leves». Insiste, eso sí, en la relevancia de no confiarse en el monte, de ser conscientes de que cuando se hacen actividades como el montañismo, las carreras de montaña o el esquí nos estamos metiendo en el hábitat del oso.

El cambio climático

Y no solo es que ahora haya más osos en la cordillera (superan los 300 entre las dos poblaciones asturianas, si bien eso supone una densidad de población osera tres veces menor a la de Rumanía, por ejemplo), sino que están más activos que hace décadas. Palomero lo explica: «En la vertiente norte de la cordillera, tienen muchos recursos, y mucha más biodiversidad que en la sur. En León predominan robles y hayas, con zonas de una sola especie, mientras que en Asturias hay mucha más variedad, lo que garantiza la alimentación del oso».

Más aún, el cambio climático «afectará a algunas especies vegetales, como el arándano, que cada vez tiene cosechas más irregulares, pero favorece a muchas otras, como muchos quercus y el castaño, y esto permite que el oso esté más activo más tiempo. Nosotros -tercia Palomero- hemos demostrado que en la montaña palentina, por ejemplo, habiendo hayucos o bellotas, las hembras están activas ya todo el tiempo, todo el año, así que habrá que tener ojo con las actividades invernales en montaña, porque los osos cada vez hibernan menos. Hay osos activos en enero y febrero, y hay que tenerlos en cuenta».

«Excepcionalmente raro»

Por su parte, el CSIC califica de «hecho excepcionalmente raro» el ataque del oso de Sonande. Así se explica Vincenzo Penteriani, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y responsable de la UMIB (Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad) del CSIC y la Universidad de Oviedo, desde una zona de monte de Villablino, en León, donde en el momento de hablar con El Comercio se encuentra instalando y comprobando cámaras de vigilancia de la fauna.

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Penteriani, uno de los responsables del estudio de la UMIB sobre ataques del oso en el mundo entre 2000 y 2015, anota que «no podemos considerar como un hecho automático que el aumento de la población de oso conlleve un incremento de los ataques, porque estos son fenómenos muy complejos, en los que intervienen multitud de factores». De hecho, explica que «no hay una relación directa entre aumento de densidad de población osera y de ataques en la Cordillera Cantábrica, porque aquí, las osas con crías suelen distanciarse de las zonas de paso habituales de los humanos», mientras que «en otras partes de Europa, como en Rumanía, donde hay bastantes ataques de osos, ocurre que estos se acercan a los basureros de las zonas pobladas, pierden el miedo y es más fácil que haya encontronazos».

En Asturias indica Penteriani que «no recuerdo que haya habido ataques de osos a personas en décadas. Quizá el último fue, hace muchos años, en una cacería, por un oso herido».

Es más, subraya Vincenzo Penteriani que «en un reciente estudio se muestra algo que puede parecer paradójico. Allí donde se recupera la población de la especie, allí donde hay más osos, estos se van volviendo más tolerantes a la presencia de sus congéneres, porque tienen más interacciones entre ellos, y se reduce su nivel de agresividad tanto entre osos como de los osos a los humanos».

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Penteriani destaca la labor «de la Patrulla Oso del Principado, que están superpreparados'' y que confía que «aporten datos suficientes para saber qué es lo que ha pasado de verdad en esta ocasión». Por ejemplo, si el oso es macho o hembra; si el ataque consistió en un solo golpe o varios; si hubo más osos en la zona; si las personas llevaban o no mascotas con ellos; si el viento soplaba en una u otra dirección; si el oso se vio sorprendido y tal vez se pudo sentir arrinconado o si, algo que duda Penteriani, pudo tratarse de un comportamiento predatorio del animal.

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