El brote de Santas Martas afecta a la mitad de la población del pueblo

Hasta 11 casos entre los casi 130 vecinos que habitan el pueblo de Santas Martas durante todo el año han sido las causas que han llevado a las autoridades sanitarias y políticas a 'confinar el pueblo'. En un escrito que han remitido a todos los habitantes de la población, se ha reflejado la recomendación del coordinador médico de Mansilla de las Mulas, quien ha alertado que la situación en esa localidad se ha descontrolado.

La alcaldesa de la localidad, Aránzazu Lozano, señala que, tras conocer que hasta un 14% de los residentes eran positivos por Sars-Cov-2, decidió seguir las indicaciones de los expertos sanitarios. En total, acumulan más de un 30% de los 36 casosque existen en la actualidad en el área de salud: «Se puso en contacto conmigo desde el centro de salud al que pertenecemos y me comunica que deberíamos confinar Santas Martas», relata. «Nos ha enviado un documento escrito y vimos oportuno remitirlo así a los vecinos».

El brote, relacionado a uno de los tres bares del pueblo, afecta a 11 personas de una población muy envejecida, pero se extiende a casi medio centenar de personas que se encuentran a la espera de los resultados de su prueba PCR y, de momento, tiene a ocho viviendas confinadas. Las autoridades hacen hincapié en que gran parte del descontrol proviene de un incumplimiento constante de las medidas sanitarias. «La gente iba al bar a jugar a la partida sin mascarilla o daban positivo y aún así salían a comprar el pan o a sacar al perro».

Aunque señala que «no tenemos mucho en el pueblo», la regidora advierte que las recomendaciones se aplicarán en todos los recintos, desde bares, tiendas, carnicería, consultorio y hasta en el centro escolar. Así, «solo deberán salir de casa para las actividades esenciales, como puede ser llevar al niño al cole o comprar comida».

Por ello, solo se podrá abandonar el domicilio para «acudir al consultorio médico o la farmacia», además de para «acudir a establecimientos suministradores de alimentos», acudir al centro escolar «como acompañante de los niños» y desempeñar «labores agrícolas o relacionadas con otras profesiones», tal y como establece el documento que se ha hecho llegar a los vecinos.

Esmeralda, encargada de Alimentación Lozano, resopla con resignación: «Nos hemos encontrado la noticia esta mañana al despertarnos. Ha sido un impacto para todos», asegura, aunque en su caso personal, adquiere una mayor importancia: «Pensábamos irnos de vacaciones mañana y hemos tenido que anularlo todo».

Desde detrás del mostrador asevera que es algo que «se veía venir», pues «desde hace tiempo que estábamos teniendo muchos casos, estaban haciendo muchas PCR». Ella se queda para «dar un servicio al pueblo y que los vecinos estén atendidos», pero pide a sus convecinos «que tengan mucha precaución». Ella señala que «aunque hay mucha gente que no se lo toma en serio», el coronavirus «es mucho más serio de lo que parece».

Como medida de precaución, Esmeralda y su marido cerraron hace varios días su bar, adjunto a la tienda de alimentación, pues tanto ellos como sus hijos empezaron a preocuparse de acabar contagiados: «La tienda se controla mejor, con la medidas y yo desinfecto con lejía todo el día, pero el bar llevará casi 10 días cerrados por miedo a contagiarnos», explica. «La gente va y viene y no sabes dónde han estado o si tienen algo. Nuestros hijos nos pedían que cerráramos».