El bombeo que reclama León en la variante de Pajares obligaría a levantar las vías ya instaladas

La presión explica que en 2017 el entonces Ministerio de Medio Ambiente abriera un expediente para comprobar si la autorización dada a las obras se respetó o si las cautelas se quedaron cortas. Adif, como coordinadora de los trabajos, encargó un informe asegurando que la declaración ambiental se cumplió y solo le queda arreglar los estribos de seis viaductos, rehabilitar dos turberas y revegetar las zonas de obra.

La Federación Leonesa de Entidades Locales Menores y la asociación ecologista Lacerta ha replicado con un contrainforme documentando los perjuicios que persisten y reclamando, como medida cautelar, que se instale en los macrotúneles un bombeo con tres motores y tubería de 60 centímetros de diámetro. Calcula que devolvería a la cuenca del Duero unos 250 litros por segundo con un coste eléctrico de entre 1,68 y 2,32 millones al año.

Desde Adif aclaran que a estas alturas «no hay espacio físico en los túneles para la colocación de un elemento de esas características. Implicaría además la demolición de tramos de vía en placa ya ejecutada y de diversos elementos ya instalados en los túneles». La empresa pública previene que ese sistema «plantearía numerosos conflictos con las especificaciones técnicas de interoperabilidad, seguridad en túneles, evacuación, etcétera».

En 2014 la entonces ministra Ana Pastor prometió un bombeo que devolver unos 200 litros por segundo. De aquella «se realizaron algunos estudios preliminares, pero no se llegó a redactar ningún proyecto», detalla Adif, donde recuerdan que entonces se trabajaba con un escenario para la variante «radicalmente distinto». El plan pasaba por poner la vía en un solo túnel, con lo que el otro estaba libre para bombear el agua. Ahora «la vía está instalada en ambos túneles».

Los afectados iniciaron su batalla en 2009 y seguirán defendiéndola. Para reforzar la petición de un sistema de bombeo, Carlos González-Antón, el abogado que les representa, acaba de remitir a Transición Ecológica una pericial sobre los daños materiales causados por las obras. Cifra el trasvase hacia Asturias en 319 litros por segundo, lo que en un año sería equivalente al 27% del pantano de Casares y «es suficiente para abastecer a una población de agua potable de una gran ciudad como Oviedo».

La inspección sobre el terreno permitió al auditor externo fotografiar cerca de cien supuestos daños o desperfectos. Las imágenes incluyen fuentes y bebederos secos, pastizales que estaban verdes y ahora no, causando «daños irreparables a la ganadería, a la biodiversidad y a la caza menor: codorniz y perdiz roja». Hay prados que eran de «excelente calidad para la ganadería extensiva» y hoy son «de secano» y parcelas agrícolas que también habrían perdido su valor.

Las fotos identifican hundimientos, carreteras cuarteadas por el paso de los camiones de la obra, además de estacas y redondos de acero corrugado olvidados por los operarios y que suponen «un grave peligro para las personas y los animales».

En un informe anexo la Junta Vecinal de Paradilla de Gordón dice haber comprobado cómo la pandemia provocó el interés «por asentarse en el pueblo, rehabilitando viviendas o construyendo otras nuevas. Cuando conocen 'in situ' los problemas de abastecimiento de agua desisten de la idea». Para llevar el agua a Rodiezmo el Adif hizo una captación bajo unos prados de uso ganadero; el resultado según el informe es que «en ocasiones ha salido estiércol en los grifos».