Asturias solicita el agua que León pierde por la Variante de Pajares mientras la provincia no mueve ficha

La cartera de Teresa Ribera daba cumplida respuesta a la solicitud presentada por la Federación de Entidades Locales Menores de León y la asociación Lacerta, que lamentan la ausencia de movimiento desde la parte leonesa en una obra que pasa ya de la década de ejecución.

«Adif en su momento apuntó a que era complicado y pidió la suspensión del plazo para llevarlo a cabo, cuestión que le fue concedida», recuerda el secretario y asesor jurídico de la Federación Leonesa de Entidades Locales Menores, Carlos González-Antón.

Parece evidente que el impacto ambiental es notable tanto en Asturias como en León. La obra ha supuesto que el agua que pierde la provincia alcance un valor de 3,6 millones de euros al año, como apuntó leonoticias hace tres años.

Ante esta situación, en las últimas jornadas los ayuntamientos de Mieres y Lena reclamaron las aguas que se pierden para dedicarlas a abastecer las localidades de la zona como compensación por el impacto sufrido. Un movimiento que, de culminar, permitiría a Asturias recibir unas aguas que en un 70% pertenecen a León. «Desde León se debe exigir un proyecto de recuperación integral, porque la montaña central tiene derecho a que se corrijan los daños y que se salve la inseguridad hídrica de los municipios de Villamanín y Pola de Gordón», defiende González-Antón.

En esta línea, la Federación de Entidades Locales Menores de León pide a Diputación, Junta de Castilla y León y ayuntamientos «encarguen la elaboración de un proyecto de medidas correctoras». Eso sí, todo ello con cierta urgencia. «Estamos a tiempo, pero no sobra. Hay que exigir a ADIF y al Ministerio medidas concretas».

La Federación apuesta porque León debe reclamar una inversión cuantiosa para la Montaña Central. Como propuesta, apuntan a la posibilidad de crear la infraestructura que permita el bombeo del agua que se pierde a diario a la altitud original, de forma que permita la recuperación de los acuíferos y regenere el terreno afectado.

Alternativamente piden toda una serie de pequeñas obras de infraestructuras hidráulica y ambiental, que garanticen agua para los pueblos, manantiales, abrevaderos y zonas húmedas de la montaña que están desapareciendo, obras que pueden costar más de 10 millones de euros.

Carlos González-Antón no oculta una posible realidad. «Si no se afrontan estas inversiones ahora, cuando dentro de ocho años Villamanín no tenga agua, no podremos reclamar a nadie».